Andando el Camino de Santiago

La historia del camino de Santiago, en España, es la ruta espiritual más famosa y masiva que ha hecho de Compostela una encrucijada de culturas, de encuentros, de ideas y de biografías personales.
por Ricardo González, un peregrino y viajero..

Un peregrino al momento de decidir hacer el camino, debe definir el cómo lo hará, ¿caminando?, ¿en bicicleta?, ¿a caballo? Yo lo hice a pie, así que en mi mochila llevo lo justo y necesario, se recomienda que su peso no supere el 10% de nuestro propio peso, no olvidando la imprescindible "credencial de peregrino", que en España es fácil de conseguir en iglesias o asociaciones de amigos del camino y que me permitirá dormir en los albergues por previo que varían desde los 5 a los 10 euros como máximo.
¿Y cuál es la ruta? Hay varias opciones para elegir ya que no existe un solo camino ni un lugar obligatorio de inicio de la peregrinación, el recorrido dependerá de cada uno. Un lugar común para empezar suele ser Roncesvalles si hacemos el camino más popular, al que llaman el "Camino Francés", pero sumando un solo día más de viaje podremos tener la maravillosa experiencia de atravesar los Pirineos, lo que tanto temieron y penaron los viajeros medievales. Así que comienzo a andar en San Jean Pied-de-Port, una localidad francesa en la frontera, hasta el albergue en la colegiata de Roncesvalles.
Luego solo es cuestión de seguir las flechas amarillas y las señales de vieyras, siempre con rumbo al oeste a través de Pamplona, Logroño, Burgos, León y Astorga, el camino más conocido y transitado y que durante siglos fue dando origen a pueblos, iglesias, monasterios, castillos, hospitales y albergues, construyendo un camino con un paisaje único en su forma y contenido.
Y la ruta jacobea será también una lección de arte que nos regalarán joyas españolas como las catedrales de Burgos y de León o podremos visitar lugares únicos como el yacimiento de Atapuerca en Burgos o el Castillo de los Templarios en Ponferrada, regalarnos un homenaje gastronómico en Astorga comiendo un cocido maragato o pulpo en Mellide o vinícola en la calle del Laurel de Logroño.
Y andando día a día ingreso a la última semana de caminar ascendiendo hasta O Cebreiro, para llegar a la verde y húmeda Galicia, desde allí será andar por senderos entre muros de piedra y helechos, unos de los tramos más bonitos de todo el Camino de Santiago.
Luego de casi un mes de andar a pie y más de 800 kilómetros por la Península ibérica, la entrada a Santiago no es lo mejor que recordaremos ya que se hace por zonas industriales, asfalto, a orillas del aeropuerto y el enorme albergue del Monte do Gozo.
Todo se olvida cuando llegamos a la Porta do Camiño, la que abría los muros de la ciudad a los antiguos peregrinos, ingresando a esa fantasía en piedra que es el centro de Santiago por la calle de las Casas Reales, la Azabachería y la plaza de Platerías, la misma travesía urbana desde hace siglos de los peregrinos, hasta llegar a la plaza del Obradoiro y subir los últimos 33 escalones del Pórtico de la Gloria en la catedral de Santiago donde se venera la tumba del apóstol Santiago y esperaremos bañarnos con el perfume del botafumeiro. El final de un viaje inolvidable al interior de uno mismo.

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