Arrojaron gas pimienta en el Colegio 722 y una profesora debió ser asistida

A las 10 de ayer un estudiante arrojó gas pimienta en los pasillos de la Escuela 722 de Próspero Palazzo, lo que generó problemas respiratorios en aquellos que lo inhalaron. Una profesora debió recibir asistencia en el Centro de Salud porque tenía dificultades para respirar y otros alumnos fueron asistidos por una ambulancia.
Una profesora del Colegio 722 debió recibir ayer a la mañana asistencia en el Centro de Salud de Próspero Palazzo ante la dificultad para respirar que le provocó el gas pimienta arrojado por parte de un alumno en el turno de la mañana.
Según fuentes consultadas, la profesora llegó agitada al Centro de Salud, ubicado a metros de la escuela debido a la dificultad respiratoria que la aqueja y que con la acción del gas pimienta se agravó.
La enfermera la asistió con nebulizaciones y una vez que la docente se repuso fue dada de alta. En el colegio alumnos afectados por el gas pimienta también recibieron asistencia médica del personal de una ambulancia.
"No es la primera vez que ocurre", lamentó el padre de una alumna ante El Patagónico.
Ayer las autoridades del establecimiento escolar suspendieron las clases durante los turnos tarde y noche para limpiar y ventilar.
Será misión del Consejo de Disciplina Escolar con el que cuenta el colegio, analizar el caso y dictar las sanciones correspondientes al alumno o los alumnos implicados.
Es que el gas pimienta, una herramienta de autodefensa que se puede adquirir como venta libre en cualquier comercio de seguridad personal, es muy peligroso para aquellas personas que sufren problemas respiratorios.
Hay que recordar que el 31 de mayo en el Colegio 723 ocurrió lo mismo. Lo que comenzó siendo una broma que habría ideado un grupo de estudiantes de la escuela de nivel medio del barrio Juan XXIII, se convirtió en un verdadero caos cuando muchos de los alumnos se vieron afectados en sus vías respiratorias y otros se desmayaron.
Esa vez alumnos esparcieron gas pimienta en las distintas aulas y también en los pasillos de la institución cuando transcurría el recreo. La sustancia invadió el ambiente y comenzó a afectar las vías respiratorias y la vista de varios estudiantes. Una decena de ellos se desmayó al inhalar el potente gas contaminante.

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