Chema Madoz, el fotógrafo que compone poemas visuales e invita a la ilusión

El artista español inauguró la muestra "Ocurrencias y regalos (para la vista)", compuesta por 66 fotografías. El trabajo invita a sumergirse en los detalles para descubrir una ilusión, marca distintiva de este fotógrafo.
"Ocurrencias y regalos (para la vista)" se titula la exposición del artista español Chema Madoz, uno de los fotógrafos contemporáneos más destacados, que a través de imágenes y objetos de la cotidianeidad compone poemas visuales en los que subvierte la realidad dentro de su propio territorio.
La exposición acaba de ser inaugurara en la Fototeca Latinoamérica (FoLa), donde permanecerá hasta el 12 de marzo de 2017. Se trata de 66 fotografías que capturan de inmediato la atención, en las que hay que sumergirse y abocarse a los detalles para descubrir el truco, la ilusión, que suele ser la marca distintiva de este creador nacido en Madrid en 1958, ganador del Premio Nacional de Fotografía de su país.
Los objetos de la cotidianeidad, elementos rutinarios y sin ningún valor especial, se presentan de manera inimaginada ante el espectador, luego de pasar por el tamiz de Chema Madoz, un fotógrafo que a contramano de lo que podría pensarse, compone cada obra como una toma directa, si retoques ni posproducción.
"Contacté a Chema Madoz y le propuse producir la muestra desde la Argentina, lo que aceptó muy gentilmente. No pudo viajar para la inauguración, pero probablemente lo haga para el cierre, en marzo", cuenta a Télam Gastón Deleau, director de Fola, productor, y suerte de curador de esta muestra.
"Lo que hice fue seleccionar piezas emblemáticas de casi todo su espectro fotográfico, desde los comienzos a fines de los 80, hasta la actualidad, los últimos cinco años. Así que es como una mini retrospectiva. Digo mini porque su producción es gigantesca", reconoce el director de la sala.

UN PASEO POR LA ILUSION Y EL ARTE

En el inicio de la exposición en FoLa una figura humana fuma un cigarrillo, de donde sale una estela de humo que en realidad es un arroyo que serpentea a lo lejos. En otra, lo que a primera vista parece la llama de un fósforo es en verdad la veta de un tronco cortado a la mitad, que da forma a una perfecta llama.
Así continúa la exposición con una mesa ratona bajita que es en verdad un tablero de ajedrez, y sus patas, alfiles dados vuelta; y las gotas de agua que han caído sobre un vidrio revelan de repente la forma de una pieza de rompecabezas.
Pero ¿cómo darle la forma de pieza de rompecabezas a una gota de agua sin utilizar programas de retoque? La tarea no es sencilla y tal vez pocas personas lo sepan como el propio Madoz, quien utiliza una pequeña jeringa rellena de agua que maniobra con sutileza.
Como un gran ilusionista de lo cotidiano, el fotógrafo tiene una obsesión por subvertir la realidad dentro de su propio territorio, y de poner en evidencia que todo se mueve en el terreno de lo que se considera realidad.
"Chema Madoz es un fotógrafo que prioriza la ironía. Reinterpreta todo con objetos. Te hace pensar que estás viendo algo y de repente te descoloca, algo es lo que no es. Es un ilusionista", define Deleau y agrega: "el montaje en sala de las obras fue muy aleatorio, porque cada obra en sí misma es individual y tiene una independencia absoluta".
En diferentes entrevistas, Madoz ha contado una anécdota de su niñez que pareciera ser la génesis de toda su carrera. De chico, tuvo que tomar clases con una vecina del barrio y cuando llegó a las lecciones, la mujer no tenía más espacio en la mesa así que abrió la puerta del horno y allí mismo tuvo que apoyar el cuaderno para hacer los deberes. Tal vez desde aquel entonces, hace del hallazgo visual su constante.
En el itinerario de fotografías blanco y negro que se exhiben en FoLa sorprende también aquella en la que una veintena de macetas apiladas, una sobre otra, forman el tronco de una palmera o el vaso volcado sobre una mesa derrama algo que es en verdad hilo de coser o los platillos de una batería resultan ser discos de vinilo.

UN RECONOCIDO FOTOGRAFO

Chema Madoz realizó su primera exposición individual en los años 80, en la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, donde ya demostraba una fascinación por la metamorfosis de los objetos, creando extrañeza y familiaridad a un mismo tiempo.
Fue el primer fotógrafo español vivo que tuvo una retrospectiva en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. Expuso en numerosas ciudades del mundo y a lo largo de su carrera fue galardonado con el Premio PHotoEspaña; el Premio Higasikawa en la sección Overseas Photographer del Higasikawa PhotoFestival (Japón); y el Premio Nacional de Fotografía del Ministerio de Cultura. En la Argentina su obra forma parte del acervo del Museo Nacional de Bellas Artes.
En paralelo a la exposición de Chema Madoz, se puede visitar "Adrift in Blue", una muestra de Nicolás Janowski y el taller abierto de finalistas del programa de Revisión de Portafolio (con obras de Sol Miraglia, Ignacio Ravazzolli, Martín Estol, Leo Marino, Martín Bollati y Sarah Pabst), en la Fototeca Latinoamericana (FoLa), Godoy Cruz 2626 (CABA), de lunes a domingo de 12 a 20 (miércoles cerrado).

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