Cueva de las Manos y Alero de Charcamata

El paseo hasta la cueva puede hacerse con vehículo y para agregar aventura, se puede optar por un trekking de poco más de una hora por el cañadón del río Pinturas. Otra opción en la zona, para quienes quieran profundizar la experiencia , es el Alero Charcamata, con otras pinturas y otros paisajes, mucho más virgen de turistas.
Este impresionante reservorio de arte rupestre, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1999, contiene pinturas legadas por la cultura cazadora-predadora pre-tehuelche que habitó la zona entre los años 10-000 a.C. y 700 d.C., aproximadamente.
La zona en que se encuentran estos sitios arqueológicos es el Cañadón del Río Pinturas -cuenca del río Deseado- entre las localidades de Perito Moreno y Bajo Caracoles, en Santa Cruz y se accede a la misma por la ruta nacional Nº 40.
Si bien la Cueva de las Manos es la más conocida, existe también el Alero Charcamata, que es un sitio arqueológico similar con "negativos" de manos y escenas de caza estampados en la roca. Las pinturas tienen unos 8.700 años de antigüedad y representan animales, símbolos geométricos, curvas, espirales y serpentinas.
Desde la estancia Cueva de las Manos –ex Los Toldos– se organizan fascinantes excursiones hasta estos dos sitios arqueológicos, considerados los más antiguos y significativos del país. La visita a estos lugares representa una excursión que combina trekking y 4x4 por el Cañadón Río Pinturas y un espectacular paseo por la desolada estepa patagónica.
El trekking hacia la Cueva atraviesa todo el cañadón del río Pinturas, con un nivel de exigencia medio que se justifica para poder apreciar mejor la imponencia de los paisajes. Dentro de la Cueva, el recorrido se hace en grupo, exclusivamente acompañados por un guía, caminando por las pasarelas de madera. La tarifa para la entrada general en temporada alta (de octubre hasta abril) es de $120, $80 para turistas argentinos y los menores de 12 años gratis.
El lugar al ser declarado Patrimonio de la Humanidad cuenta con ciertos recaudos a la hora de abrir sus puertas para garantizar su conservación. Por ello sólo se puede visitar la cueva con las visitas guiadas que se realizan todos los días de 9 a 19 horas y no se permiten fotografías con flash. Estas medidas, así como las rejas que separan al visitante de las pinturas, son necesarias para preservar este tesoro arqueológico.
Quienes no sean huéspedes de la estancia y quieran hacer el trekking autoguiado pueden llegar con vehículo propio hasta el punto en el que comienza el circuito, pasando por la estancia para pagar la entrada.
En cercanías a la famosa Cueva de las Manos, pero con un acceso diferente, bello y más dificultoso, se erige altivo el Alero Charcamata, en el cañón Charcamac. Un tanto más amplia, y ornamentada por fabulosas pictografías, esta caverna constituye otra de las atractivas excursiones culturales que se pueden realizar.
La excursión al Alero dura todo el día y se parte en la mañana para recorrer una huella de 35 kilómetros hasta el cañadón. El paisaje en el recorrido va cambiando constantemente, y se puede ver guanacos, ñandúes e incluso algunos zorros grises. También aparecen aves como flamencos, patos, cóndores, avutardas y pajaritos pico de plata. El trekking es sencillo, sobre un terreno llano.
El Alero Charcamata es una especie de hendidura en la parte baja de una pared rocosa que se formó al final de las glaciaciones por acción del agua derretida de los glaciares, que fue socavando las montañas. En total mide 81 metros de largo y 24 de alto. Además tiene 45 metros de profundidad. Se cree que en invierno los indígenas buscaban estos lugares siguiendo a las manadas de guanacos que también buscaban refugios.
Las pinturas más antiguas de este alero tienen 8.700 años de antigüedad. También se han identificado otras con menor antigüedad: alrededor de 1100 años. La escena más singular es la de la caza de un puma, ya que hay muy pocos a nivel mundial. Por doquier se ven símbolos geométricos, curvas, espirales, serpentinas y círculos que representarían la luna llena. También hay en las paredes numerosos negativos de manos, dos guanacas en pleno parto mirando hacia atrás a las crías, tal como en la vida real, y ñandúes.
Para realizar estas pinturas se obtenían los tintes blancos, rojos, amarillos, verdes y violáceos, de óxido de hierro, cobre, manganeso y yeso en algunos casos, mezclados probablemente con sangre, orina o saliva.
El alero es más grande que la Cueva pero tiene menos pinturas. La antigüedad se determinó con el método Carbono 14, no sobre las paredes de piedra sino en los restos orgánicos encontrados en los estratos del suelo, donde había fogones con huesos quemados y restos de pintura que serían contemporáneos entre sí.

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