Denuncian que una patota desalojó por la fuerza a trabajadores de Tiempo Argentino

En diciembre pasado los periodistas de Tiempo, uno de los medios del Grupo 23 perteneciente a Matías Garfunkel y Sergio Szpolski, dejaron de percibir sus salarios y la propia patronal bloqueó la impresión del diario.
Una patota de al menos 20 personas, encabezada por el empresario Mariano Martínez Rojas, ingresó ayer a la madrugada a la redacción del semanario Tiempo Argentino, ubicada en el barrio porteño de Colegiales, y destrozó las instalaciones donde funciona la cooperativa que gestiona la publicación.
"Pasada la medianoche, un grupo encabezado por Martínez Rojas ingresó al edificio por Radio América y rompió la puerta que comunica la emisora con nosotros. Aquí estaban tres compañeros que fueron agredidos y obligados a salir", explicó Javier Borelli, presidente de la Cooperativa Por Más Tiempo, que desde abril gestiona la publicación del semanario.
En conferencia de prensa, el periodista explicó que "estos tres compañeros estaban aquí porque desde que comenzó el conflicto tras el no pago de nuestros salarios y el vaciamiento de la empresa, el Ministerio de Trabajo nos encomendó formalmente la guarda del lugar y de los bienes inmuebles".
"La policía llegó hasta el lugar y se quedó en la puerta. Varios compañeros comenzamos a llegar y a pedir que ingresaran, les mostramos los papeles donde consta que el Ministerio nos había designado garantes de las instalaciones, pero el subcomisario nos decía que la Fiscalía le había ordenado no ingresar", indicó Borelli.
Hacia las 3, la cantidad de personas agolpadas en la puerta de Amenabar 23 hizo presión suficiente como para que la policía aceptara ingresar.
"Una vez adentro, los integrantes de la patota comenzaron a tirarnos con el contenido de los matafuegos y botellas de vidrio", relató por su parte María Laura Palumbo, diseñadora de la publicación e integrante de la cooperativa.
Borelli indicó que "había aquí unas 16 personas. Otras se habían escapado por los techos vecinos, rompiendo los vidrios del último piso. A pesar de ese escenario, la policía indicó que la Fiscalía le había dado la orden de no detener a nadie".
Y continuó: "El subcomisario hizo un acta donde registró los nombres de los que estaban adentro y les dijo que se retiraran. Martínez Rojas encima quería negociar que también nos fuéramos nosotros. Por suerte estaba la abogada María del Carmen Verdú, quien logró que la Fiscalía permitiera a los trabajadores quedarse en el edificio".

USURPACION Y DAÑOS

Indicaron que "tanto Mariano Martínez Rojas como el resto de las personas que lo acompañaban fueron imputados por los delitos de usurpación y daños" y que en el transcurso de las 48 horas deberán presentarse ante la Fiscalía.
Entre el polvo de los escombros, alimentos no perecederos que se habían recolectado, sillas y escritorios caídos, cableados arrancados y CPU destrozados y candados violentados, deambulaban ayer redactores, fotógrafos, diseñadores, pero también colegas de todos los medios, y representantes de organizaciones sociales, políticas y sindicales que no cesaban de acercar su solidaridad.
En diciembre pasado los trabajadores de Tiempo Argentino, uno de los medios del Grupo 23 perteneciente a Matías Garfunkel y Sergio Szpolski, dejaron de percibir sus salarios y la propia patronal bloqueó la impresión del diario.
Pocos meses después, se difundió que el empresario correntino Mariano Martínez Rojas había comprado Tiempo Argentino y Radio América, que funciona también en Amenabar 23.
"Nosotros nunca hemos visto ningún papel que demuestre esa operación. Tampoco nos han pagado los salarios adeudados ni se abonaron las deudas con proveedores que tenía Tiempo. Es más, el propio Martínez Rojas frenó la impresión del diario en su momento", recordó por su parte Gustavo Cirelli, director de la publicación.
Cirelli destacó, además, que "este hecho no tiene nada que ver con el pedido de desalojo por parte de los propietarios del inmueble, quienes accionaron contra la empresa de Martínez Rojas por el no pago del alquiler y le rescindieron el contrato".
En abril los trabajadores de Tiempo conformaron una cooperativa de trabajo y volvieron a poner la publicación en la calle cada domingo con una tirada de casi 30.000 ejemplares.

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