Destinos "hipster": la nueva tendencia para evitar el turismo masivo

Lejos de los grandes monumentos, sitios históricos y belleza paisajística, los llamados "hipster" prefieren pasar sus días en lugares abandonados como fábricas en desuso, pequeñas tiendas de discos de vinilo y cafeterías temáticas. Un nuevo segmento al que las grandes urbes tratan de sacar provecho para descentralizar el turismo.
Hoy el término "hispter" es muy usado y se lo relaciona inmediatamente con jóvenes con barbas, anteojos grandes, cafés vintage, y con intereses ecológicos. Lo cierto es que todo empezó en los años 50, con la música jazz, escritores malditos que trataban de huir de los cánones de "la cultura blanca" creando una subcultura. Eso es un "hipster".
Este segmento, no tardó en hacer propios otros ámbitos, con el renacimiento de barrios industriales u obreros que estas comunas modernas retoman, reforman y hacen suyos. De pronto sitios impensados se convierten en un lugar de moda, "trendy", "chic", o incluso bohemio.
Este fenómeno tomó en el último tiempo mayor relevancia, a medida que los efectos del turismo de masas afectan cada vez más a los centros históricos de las ciudades. Es un tipo de viajero que prefiere explorar zonas urbanas menos conocidas y aparentemente sin atractivos. De ellos se alimentan los llamados destinos "hipster".
Son barrios apartados, donde no hay grandes monumentos ni iconos visuales que atraigan millones de turistas cada año, ya que este nuevo tipo de visitante huye de las multitudes y concede más valor a las alternativas culturales, culinarias, artísticas, sociales o creativas en general.
Un ejemplo de esta tendencia es el distrito Dalston en Londres, el viejo "nuevo barrio de moda". En 2009 la reconocida revista Vogue lo elevó a la categoría de "zona más cool de Londres" y, desde entonces, tropas de modernos disfrutan sus tiendas orgánicas, cafeterías "cool" y restaurantes que hasta crían sus propias gallinas.
El vecino país no se queda atrás y Santiago de Chile es el lugar perfecto para darse un homenaje gastronómico y disfrutar de las tiendas y de la cultura más vanguardista en Lastarria. Un mercado orgánico, el GAM (Centro Cultural de Gabriela Mistral), tiendas de discos, librerías, ropa y accesorios, teatro, cine, como una microciudad cultural dentro de la urbe.
Por su parte, el barrio de Wynwood en Miami tiene uno de los índices más elevados de cafeterías, bicicletas y "truck foods" (camiones de comida) de América. Y en sus calles se encuentran unas 70 galerías de arte en antiguos edificios abandonados. Lo que es un verdadero imán para los nuevos turistas. Además el arte está tan presente en el barrio que el segundo sábado de cada mes se celebra un ArtWalk, es decir, una feria artística en la calle, a cielo abierto.
En Argentina el barrio de Palermo y aledaños de Buenos Aires se volvieron más estéticos en cada esquina y en cada taza de té. Pero este circuito "habitual" del porteño moderno ya se ha convertido en "demasiado común", por lo que los hipsters están llegando a Villa Crespo, Chacarita y Barracas.
Es que en medio de este fenómeno, son las ciudades más expuestas al turismo masivo las primeras interesadas en descongestionar sus zonas históricas y promocionar nuevos barrios. Por lo cual la tendencia "hipster" irá evolucionando a medida que estas zonas urbanas se hagan más populares y conocidas por todos, lo que dará pie a que vayan surgiendo otros barrios como nuevas alternativas para estos viajeros. Y aunque los "hipsters" son un segmento minoritario, generan un efecto arrastre y pueden poner de moda cualquier destino o barrio de una ciudad.

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