El jueves por la noche ya había algunos rumores que presagiaban este desenlace. Se supo entonces que el candidato presidencial por Cambiemos atendería, en privado, únicamente a algunos medios: El Patagónico no estaba en esa lista. Nunca hubo convocatoria oficial para sus periodistas, salvo un aislado anuncio de la organización local para asistir al acto proselitista.
"Organizó la gente que vino de Buenos Aires y no sé qué problema tienen con Indalo", fue la tímida respuesta de la organización de prensa de la UCR local, una vez concretada la poco disimulada negativa de Macri a conceder una entrevista en un hotel comodorense, donde sí tuvieron el privilegio otros colegas.
El "problema con Indalo" no requiere mucha memoria. Todavía está fresca la marca de la faja de clausura que el macrismo pegó en la puerta de una central operativa de C5N, luego de que el canal difundiera la rama principal del árbol de la corrupción PRO, lo que derivó en la renuncia de Fernando Niembro a su candidatura como primer aspirante a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires.
En la Sociedad Italiana, después del acto, tampoco hubo lugar para la consulta. Saludos, auto, Ruta 3 y al aeropuerto. Con una suerte que jamás tuvo intentando jugar al fútbol, a Macri le salió una gambeta. En cierta medida, provocamos un milagro.
"Un error de carga" fue la única respuesta que se le conoció a Macri sobre este asunto, gracias a la insistencia de una cronista de Canal 9 por lograr una declaración sobre este tema (ver nota). Más allá de lo importante que haya sido escuchar la propuesta de un potencial Jefe de Estado para con la provincia y la ciudad que había olvidado visitar hasta que lo apremiaron sus necesidades electoralistas, Macri se fue casi sin explicar una estafa que, hasta ayer, era lo único que lo vinculaba con Comodoro.