El agro exige más devaluación: liquidó la mitad de los dólares comprometidos con el Gobierno

El Gobierno cumplió con su parte del pacto de redistribución regresiva del ingreso: devaluaron, eliminaron retenciones a los productos primarios, menos en el caso de la soja, en el cual se redujeron 5 puntos, y derogaron los Registros de Operaciones de Exportación (ROE).
El sector agropecuario sigue sin liquidar los U$S400 millones diarios prometidos por las cerealeras al ministro de Hacienda Alfonso Prat-Gay y al presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. El gobierno cumplió con su parte del pacto de redistribución regresiva del ingreso: devaluaron, eliminaron de retenciones a los productos primarios menos el caso de la soja, en el cual se redujeron 5 puntos, y derogaron los registros de operaciones de exportación (ROE).
No obstante, según consignó Tiempo Argentino, las cerealeras entregan alrededor del 50% de lo acordado, y existen disputas entre con los productores por la menor venta de granos. Según la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportaciones de Cereales (CEC), en las primeras cuatro semanas, luego de la devaluación, la liquidación de las cerealeras fue de U$S2.859, contra los U$S6.400 que deberían haber entrado en el mismo período de tiempo.
En la última semana, si bien las fuentes oficiales todavía no dieron un número concreto, fuentes del Central estimaron un promedio de U$S 250 millones diario, con un pico de U$S270 millones el viernes. La liquidación se viene acelerando: de los U$S481 millones de la primera semana, se estabilizó en U$S800 millones semanales, y entre el 10 y el 15 de enero, la estimación no oficial alcanzó los U$S1.250 millones.
En total, el monto acumulado suma unos U$S4.109 millones, mientras que el estimado promedio según el acuerdo anunciado por Prat-Gay sería de U$S8.000 millones, por lo que representa un 51 por ciento. Desde el sector cerealero desdramatizan la situación: "Ni los ministerios de Hacienda, de Agricultura o el Central nos han venido a reclamar nada, ellos están satisfechos con lo que estamos haciendo", sostuvo Alberto Rodríguez, presidente de CIARA.
Según la interpretación de las cámaras, el pedido de Prat-Gay era más general y reclamaba que para fines de febrero se adelantaran U$S10 mil millones, por lo que, si bien están liquidando a menor velocidad, los grandes conglomerados exportadores están realizando pagos creíbles y consistentes con la meta de largo plazo.
En este sentido, sería menos relevante cumplir con el objetivo de concentrar las ventas el primer mes, que es lo que desde el Central esperaban para recomponer las reservas en el mediano plazo. Los productores son, para las cerealeras, parte del problema: "Nosotros seguimos liquidando cuanto podemos, pero los productores no están vendiendo al ritmo de lo que nosotros entregamos. Entonces está el problema de que nosotros estamos adelantando dólares en base a granos que después no nos entregan", explicó Rodríguez.

RETENCION ESPECULATIVA
Los especialistas del mercado agrícola no coincidieron con la lectura realizada por parte de los cerealeros. "Los sectores concentrados apuestan a un dólar de entre $16 y $17, como esperaban que iba a haber luego del salto del tipo de cambio en diciembre, y también la eliminación de las retenciones, o por lo menos su suspensión", explicó el titular de CANPO, Guillermo Martini. En este sentido, aclaró que quienes impulsan esta medida especulativa son los más grandes dentro de cada rubro: las cerealeras extranjerizadas, los grandes rentistas de la tierra y algunas industrias alimenticias.
Según la AFIP, hay unos U$S13 mil millones de granos retenidos, compuestos por soja, trigo y maíz. La devaluación generó una ganancia de $52 mil millones sobre el stock, sin tener en cuenta la reducción de las retenciones. Pero los sojeros no han quedado completamente conformes con esa ventaja. Con un incremento mayor del valor del dólar, "sólo se beneficiarán los sectores concentrados, y en el agro se van a ver perjudicadas las economías regionales, que hoy no tienen mercados internacionales, sus insumos dolarizados aumentan, y cae el consumo interno de los alimentos por los salarios reales más bajos", explicó Guillermo Martini.

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