El avión que se estrelló el 28 de noviembre y que transportaba a los jugadores del Chapecoense que iban a disputar la final de la Copa América, ya había incumplido la norma de reserva de combustible en ocho vuelos anteriores.
Según un informe de Univisión, el Avro RJ85 de la empresa LAMIA de Bolivia violó sistemáticamente regulaciones aeronáuticas relativas al peso y el combustible que pusieron en juego la vida de las tripulaciones y de tres seleccionados de fútbol en los últimos seis meses.
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