El campeón metropolitano y sudamericano que no pudo llegar a los Juegos Olímpicos de Munich

Juan "Cacique" Queipul fue campeón metropolitano y Sudamericano hasta que una lesión en la pierna lo marginó antes de lo previsto. Su objetivo era clasificar a los Juegos Olímpicos de Munich en 1972. El fondista, conocido en el ambiente como "Cacique" es amigo del ex olímpico Nazario Araujo, con quien compartió varios años en Independiente de Avellaneda, club al que representaron.
por Carlos Alvarez
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Pide un té con limón en el bar céntrico ubicado en Belgrano y San Martín, la misma esquina donde hace alrededor de seis décadas, vendía diarios cuando era un niño y también supo lustrar zapatos. Es lo primero que recuerda el atleta comodorense Juan Queipul cuando se acuerda la entrevista con El Patagónico.
La intención de recordar su historia dentro del atletismo fue la excusa perfecta para charlar de las memorables competencias con Osvaldo Suárez, a quien superó en Río Gallegos durante una prueba nocturna, la etapa en Buenos Aires donde representó a Independiente de Avellaneda junto a Nazario Araujo, y la ilusión de estar en los Juegos Olímpicos de Munich de 1972 donde una lesión mientras trabajaba en un lavadero lo marginó de la competencia.
A paso ligero, con su infaltable gorra, y de manera puntual aparece caminando por la calle San Martín con una bolsa cargada de recuerdos. Imágenes en blanco y negro con anécdotas que cuenta sin olvidar detalles.
Juan Queipul nació el 24 de enero de 1947 en Comodoro Rivadavia, y comenzó a correr en el Domingo Savio. Los primeros trotes fueron en el oratorio del colegio salesiano incentivado por el cura. Se crió en el Rincón del Diablo, y sus primeros carreras eran desde calle Alem hasta la Costanera. Padre de cuatro hijos: Leonardo, Roxana y los mellizos Nazario y Nicolás, el "Cacique" admite que el atletismo fue su forma de vida. Una vez que lo eligió nunca lo pudo dejar.
Una de las imágenes que muestra es luego de ganar una carrera en la pista que estaba en la cancha de Talleres en kilómetro 3, hoy desaparecida. "En esa imagen era muy pibe, y me acuerdo que 'Lalo' Alvarez me hizo una nota de página completa que decía: 'un pibe que promete'. No la tengo a esa nota, pero la quiero recuperar. Fue una prueba de calle que salió desde la costanera y terminó en la cancha. La pista estaba alrededor de la cancha, pero es una lástima que ya no esté. Antes era otra cosa, Jorge Newbery también tenía su pista para trotar", apuntó.
Y con una memoria envidiable acota cómo se definió la carrera que finalizó en kilómetro 3. "En la del club Talleres volvimos a encontrarnos. Nazario entró cuarto en la histórica corrida. En un momento veníamos a la par, salimos de acá, del centro y terminaba en la cancha que tenía la pista de atletismo alrededor de la cancha, pero me di cuenta que le venía faltando el aire a Paredes Vargas, y yo lo respetaba hasta que me decidí y lo pasé. Le gané en esa carrera, y él nos dijo que íbamos a ser grandes atletas", apuntó orgulloso.
Reconoce que ha pasado hambre pero siempre hizo lo que le gusto. Hubo épocas donde conseguía un trabajo por dos meses, guardaba la plata, y luego se dedicaba a entrenar para poder competir. Su amistad con el "chino" Nazario Araujo lo llevó a Buenos Aires, a representar a Independiente de Avellaneda, y esa amistad perdura hasta ahora. "El atletismo es muy bohemio. Es andar solo, con el bolso, de acá para allá buscando un viático o una carrera. Un trotamundo con todo el sentido de la palabra", grafica.
A la hora de hablar de atletismo nombra a Rubén Paredes Vargas y a Osvaldo Suárez, como grandes referentes. El chileno fue el primer ganador de la Corrida Internacional del diario Crónica, donde el participó y salió séptimo. "Paredes Vargas fue un tipo que nos dio mucho al atletismo de la época. La calidad y categoría que tenía no la tuvo nadie. Fue el mejor de su país, y vino a correr a Comodoro Rivadavia. Fue guinchero, y con él corríamos juntos. Era imbatible. Le dio a la provincia del Chubut dos subcampeonatos argentinos en 3000 y 1500 metros con obstáculos", recuerda.
Era una época donde no existía el colchón de aire, ni las zapatillas "mágicas", que se utilizan ahora para salir a trotar, pero también fue gloriosa.
Tiene muchas carreras, pero ninguna como la que logró superar a Osvaldo Suárez en Río Gallegos. "Eso fue en el año 69 (sonríe). Veníamos de correr en Santiago de Chile con él, y allá en el sur fue de noche. Una carrera hermosa que siempre recordaré, y por eso tengo la foto. Me ganó tres veces la posición, pero yo estaba empecinado en ganarle y lo logré. Cuando gané, Nazario Araujo estaba en Bahía Blanca y me mandó una carta muy emocionado por lo que había logrado", apuntó.
Hace cuatro años atrás, la agrupación atlética Kasike Team le brindó un homenaje con una carrera que llevó su nombre, porque los homenajes deben hacerse en vida. "Cacique me puso el gran corredor argentino de todos los tiempos, Osvaldo Suárez. Por mi apellido que es araucano más que nada, justo era el tiempo en que estaba en su equipo, no te voy a decir más Juan -me dijo- y de ahí en más donde estuve me conocían como Cacique a donde iba", apuntó con una sonrisa.
Tiene varios méritos deportivos pero el que más orgullo le da es el de abuelo de Bianca, Oriana, Valentina y Ema. Los ojos se le ponen brillosos cuando lo admite. Queipul pudo ir en busca de una chance olímpica para Munich 72, pero una lesión de manera insólita lo marginó. Algo que logró su amigo Nazario Araujo. "Fue algo increíble. En un lavadero de auto estaba limpiando el interior de un Ford Fairlane cuando la puerta se cerró de golpe y me agarró la pierna. Un dolor tremendo fue, y me hizo pelota la rodilla. El doctor me dijo que iba a poder correr pero no en alto rendimiento", sentenció con un dejo de nostalgia.
Juan Queipul, con 70 años, continúa trotando por placer y por gusto sobre las calles de Comodoro Rivadavia. Tuvo su época de gloria, y en la actualidad el reconocimiento de haber dejado una huella en el atletismo regional y a nivel nacional desde Comodoro Rivadavia.

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