En el San Cayetano el sector más afectado aún está un metro debajo del barro y el agua

Las calles 831 y 832 aún están cubiertas de barro y agua. La lluvia de ayer preocupaba a los vecinos del sector. Mientras, en avenida Polonia y O'Donnell máquinas viales de la UOCRA trabajaron para limpiar las calles y que pudiera correr el agua.
Las calles Kaiken, números 1, 2, 831 y 832, son las más afectadas en el barrio San Cayetano, donde ayer durante gran parte de la jornada, con ayuda de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA), se limpiaron calles para tratar de que corra el agua y se pueda limpiar el barro que obstaculiza los ingresos a varios sectores. Los labores se centraron en Polonia y O' Donnell donde las máquinas viales trabajaron pese a la lluvia que cayó durante el día.
En forma paralela, a la asociación vecinal del barrio llegó un unimog del Ejército Argentino con 50 colchones y chapas para que los vecinos de las calles afectadas puedan cubrir el ingreso a sus viviendas y evitar el ingreso de agua.
Ayer, en el barrio del santo del patrono del trabajo el panorama no era el mejor y tanto en las calles 831 como 832 había más de un metro de barro. Sin embargo Carlos Omar Hernández, miembro de comisión directiva de la vecinal, aseguró que más allá de ese sector todo el barrio está afectado. “Hace siete días que estamos a full y hay muchas casas afectadas, no solo en este sector; también en otros", explicó.
"Hay casas que se inundaron, familias con chicos adentro y otras que no se quieren autoevacuar porque tienen miedo de que les roben lo poco que tienen y no podes hacer nada con lo que está pasando", lamentó.
El vecinalista confirmó también que siguen sin agua potable y que por ende se necesita agua, leña y alimentos, colchones y frazadas, principales elementos que pide la gente. Además explicó que en este caso tampoco recibieron una gran ayuda del municipio y defendió el rol de la vecinal. “Todas las cosas que estamos recibiendo las estamos entregando de a una; no nos queda nada. Estamos laburando hace siete días y no nos fijamos en nuestra casa cómo estamos. Lo estamos haciendo de corazón; no es como dice la gente que nos estamos quedando con las cosas, con colchones. No tenemos necesidades de esas cosas", sentenció, lamentando que esta situación “realmente duele mucho porque se está viendo la pobreza y la necesidad de la gente”.

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