La impotencia que sentía ayer en el propietario del almacén Jazz, ubicado en la esquina de Sargento Cabral y Mendoza del barrio 9 de Julio, era evidente. El hombre estaba molesto, sobre todo porque consideraba que no había necesidad de exhibir un arma de fuego a una mujer sola. El hecho ocurrió a las 20 de ayer cuando ya había oscurecido.
El comerciante Víctor Barrientos a esa hora todavía no había llegado de otro trabajo, y por ello atendía su cuñada, de 21 años. Al parecer, los malvivientes -uno de estatura alta y otro más bajo- observaron los movimientos del local y entraron en acción cuando la joven estaba sola.
Uno de los sujetos extrajo un arma de fuego y le dijo que se trataba de un robo. Mientras el ladrón armado le exigió bajo amenazas que le entregara la recaudación, el cómplice se dirigió a las heladeras para llevarse unas cuantas botellas de cervezas, contó el damnificado.
Los individuos se apoderaron de 800 pesos y de las bebidas. Antes de huir, el hombre que estaba armado amenazó a la empleada con que si llamaban a la policía, regresaría. Barrientos hace 10 años que posee comercio en esa zona y todos los vecinos lo conocen. Su mayor bronca fue porque los delincuentes amenazaron a su cuñada.
En ese sentido, afirmó poseer un arma en regla. "Los voy a estar esperando para volarles la cabeza, manifestó en referencia a los ladrones. Además, aseguró que "hasta hace poco era una zona tranquila".
Hay que recordar que hace poco una sucursal de la panadería La Fueguina, ubicada a las pocas cuadras del comercio asaltado ayer, sufrió dos robos armados en plena tarde y con diferencia de pocos días.
El personal de la Seccional Segunda y de la Brigada de Investigaciones anoche efectuaba las averiguaciones necesarias para tratar de identificar a los sospechosos que podrían ser del mismo barrio, según se presumía.