Jueces se comprometieron a recuperar "para la sociedad" bienes incautados a traficantes

En la declaración de diez puntos los participantes reclaman más compromiso en la lucha contra el crimen organizado, que se avance en la recuperación de los bienes de delincuentes para la indemnización a las víctimas y que se condene a los clientes de prostitución.
Jueces de todo el mundo, incluidos unos 20 de Argentina, sellaron ayer por escrito su compromiso con el papa Francisco para recuperar "para la sociedad" los bienes incautados a traficantes y delincuentes, al tiempo que lanzaron un fuerte llamado para que la trata de personas, la prostitución y el trabajo forzado sean considerados delitos de lesa humanidad.
El pedido del Papa y los jueces, que también reclaman por la rehabilitación, reasentamiento y reintegración de las víctimas, aparece en la introducción del documento final del encuentro de jueces en el Vaticano del que participó una nutrida delegación argentina y en el que ayer disertó el Pontífice.
Tal como había adelantado Télam, en la declaración de diez puntos los participantes reclaman más compromiso en la lucha contra el crimen organizado, que se avance en la recuperación de los bienes de delincuentes para la indemnización a las víctimas y que se condene a los clientes de prostitución.
En línea con el combate papal en contra de lo que denomina las "nuevas formas de esclavitud del siglo XXI", el documento afirma que "la esclavitud moderna, la trata de personas, el trabajo forzado, la prostitución y el tráfico de órganos humanos son crímenes contra la humanidad y deben ser reconocidos como tales".
"Asimismo, el crimen organizado que mira directa o indirectamente a expandir la esclavitud moderna en sus formas antes descriptas, también debe ser considerado un delito de lesa humanidad y reconocido por tal", reclama la declaración a la que suscriben el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti y los jueces, Sebastián Casanello, Ariel Lijo, Sergio Torres y María Servini entre otros.
En uno de los planteos más novedosos, inspirados en la "praxis italiana" como pidió Francisco en su discurso del viernes en la Pontificia Academia de Ciencias, los firmantes plantean que "los bienes incautados a traficantes y criminales ya condenados deben ser utilizados para la rehabilitación y compensación de las víctimas, y para la reparación de la sociedad".
En otro de los puntos, con una inspiración en la legislación sueca que muchos participantes consideraron ejemplar, piden que "la sanción de los clientes de servicios sexuales debe constituir parte integral de la legislación para una eficaz lucha contra la esclavitud y la trata. Al igual que quien emplea a sabiendas trabajo forzado".
En sintonía con la preocupación del Obispo de Roma por los migrantes, el documento final se propone también que la repatriación de los extranjeros no documentados nunca debe ser una respuesta sin el acuerdo de las víctimas, a fin de evitar el riesgo de las recaídas y de las actividades ilegales y deshumanas.

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