La joven que hackeo millones de estudios restringidos

Alexandra Elbakyan, de 28 años, creó la plataforma digital Sci-Hub en la cual ofrece acceso libre y gratuito a todos los documentos que pirateó. La historia de una de las 10 personalidades más importantes de la ciencia y la batalla legal que afronta.

Corría 2009 cuando Alexandra Elbakyan se dio cuenta de que se le presentaba un gran inconveniente a la hora de redactar la tesis que le permitiría graduarse como licenciada en Informática. La mayoría de los estudios científicos que ella necesitaba consultar eran pagos y carecía del dinero para solventarlos.

En la actualidad, hay 5 editoriales que nuclean más de la mitad de los estudios científicos que se desarrollan a nivel mundial: Reed Elsevier, Spring, Wiley, Blackwell, Sage y Taylor&Francis, que pueden llegar a cobrar hasta 40 dólares, dependiendo de la significancia del documento, para tener acceso.

"Todos eran pagos, con el acostumbrado precio medio de 30 dólares cada uno. Era demasiado para mí, así que me dirigí a la red. Ya había descargado gratis libros técnicos de páginas piratas y pensaba que podría hacer lo mismo con los estudios", comentó la joven.

Alexandra quedó disgustada. En ese momento no supo qué hacer, pero dos años más tarde pasaría a ser conocida como "la Robin Hood de la ciencia" que, de acuerdo a sus propias palabras en una entrevista de El País, roba artículos a los editores para ofrecérselos a los científicos.

La joven, de origen kazajo, logró hackear a las editoriales y lanzó la plataforma digital Sci-Hub que permite el acceso libre y gratuito a 62 millones de estudios científicos. A la indignación obvia por parte de las grandes publicaciones le siguió el reconocimiento, al punto de ser considerada por la revista Nature como "una de las 10 personas más importantes para la ciencia en 2016".

Según recuperó Infobae, consultada por lo que piensan los autores de los estudios, que se podrían ver perjudicados por su accionar, Alexandra señaló: "ninguno se ha quejado de que sus estudios estuvieran disponibles en Sci-Hub. Al contrario, se reconoce lo que hacemos, que beneficia también a la Universidad. Incluso la de Harvard, la más rica del mundo, ha admitido que ya no puede hacer frente a los precios que imponen los editores para que sus investigadores puedan acceder a los artículos".

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