La rebelión de las putas

“Las putas de San Julián”, título de la obra dramática que Osvaldo Bayer estrenará el 16 de junio en el Teatro Cervantes, de Buenos Aires, está basada en uno de los capítulos de su libro “La Patagonia Rebelde”. Cuenta la historia de las cinco prostitutas o pupilas del prostíbulo “La Catalana” de Puerto San Julián, que se negaron a tener sexo con los soldados que fusilaron a obreros durante la huelga de peones rurales en Santa Cruz, alegando que “no se acostaban con asesinos”.
El historiador cuenta que la situación ocurrió el 17 de febrero de 1922, una vez que la matanza de alrededor de 1.500 peones había acallado toda intención de protesta de los trabajadores de las estancias y tuvo como protagonistas a cinco meretrices que ofrecían sus servicios en el prostíbulo “La Catalana” de Puerto San Julián.
Bayer relata que como modo de premiar a sus hombres después de la masacre, el teniente coronel Héctor Benigno Varela decide regalarles la visita de los prostíbulos, antes que se subieran al barco en el que emprenderían un largo viaje de regreso Buenos Aires.
Sin embargo, los soldados que estaban haciendo fila frente a “La Catalana”, se quedaron con las ganas de saciar sus deseos sexuales. La dueña del prostíbulo, Paulina Rovira, les avisó a los suboficiales que las mujeres se negaban a atender a los soldados.
“El suboficial y los conscriptos lo toman como un insulto, una agachada para con los uniformes de la Patria. Además, la verdad es que andan alzados. Conversan entre ellos y se animan. Todos, en patota, tratan de meterse en el lupanar. Pero ahí salen las cinco pupilas, con escobas y palos, y los enfrentan al grito de ‘asesinos’’, ‘porquerías’, ‘cabrones mal nacidos’. Y- según el posterior protocolo policial- “también otros insultos propios obscenos propios de las mujerzuelas”, describe Bayer.
Las cinco mujeres terminaron en la comisaría del pueblo, aunque luego fueron liberadas. A partir de los archivos de la comisaría de San Julián, Bayer incluso logró identificar a las heroínas que atrevieron a enfrentarse a “asesinos de obreros”: Consuelo García, argentina, 29 años; Angela Fortunato, argentina 31 años; Amalia Rodríguez, 26 años; María Juliache, 28 años, española y Maud Foster, 31 años, inglesa, con 10 años de residencia en el país.

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