La vida en un asentamiento

Carolina Arias tiene 32 años y junto a su esposo Pablo, un enfermero que llegó a esta ciudad por la posibilidad de trabajar en una clínica privada, vive en el barrio Las Américas. Ese sector situado detrás del barrio 30 de Octubre se hizo popularmente conocido como el "Barrio de los Paraguayos" en setiembre de 2013, cuando Yasmin Chacoma, una nena de 11 años, fue encontrada muerta en un predio ubicado en las cercanías y las sospechas de la sociedad se concentraron en los habitantes de esa toma, pese a que luego se comprobaría que había sido violada y asesinada por Miguel Pallalaf, un individuo que había quebrantado una condena por abuso de menores en Trelew.
Carolina, quien es oriunda de la bonaerense Villa 31, ya vivía en esa época en el barrio Las Américas. Recuerda que fueron tiempos difíciles, muy violentos. Hoy la realidad es completamente diferente, y junto a otros 200 vecinos, se encuentra encarando la regularización de su terreno, con los trámites de mensura.
Ella es una de las referentes del sector en esa tarea. Según cuenta el proceso fue muy complejo. "Hace cuatro años que vengo trabajando en el barrio, gente de afuera me ha ayudado un montón, pero la gente del barrio no se involucra mucho", aseguró.
Hasta hace unos años en el sector no tenían iluminación en las precarias calles, tampoco medidores. Hoy la realidad es un poco distinta. Sin embargo, pese al avance Pablo afirma que siguen siendo discriminados, tanto por el Estado como por algunos empleadores.
"Hay gente de Perú, Chile y Bolivia. Pero somos todo lo mismo y a veces vas a Tierras y te miran de arriba para abajo. Somos todos iguales. Yo los invito para que vengan a las 5 o a las 6 de la mañana y que vean cómo la gente sale a trabajar. Antes la mayoría de la gente salía caminando, pero de a poco progresaron y ahora tienen su autito", agregó.
Por el momento esperan poder contar con la red gas, su máximo anhelo, para dejar de utilizar leña, combatirle un poco mejor al frío del invierno y a los tarifazos eléctricos que por estos días golpean duro el bolsillo. Mientras tanto, la pareja sigue organizado el festival por el Día del Niño que comenzaron a realizar hace cuatro años para poder llevar una sonrisa a cientos de chicos que en algunos casos también han tenido que sentir la marca de la estigmatización.

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