Las madres del corredor seguro

En el Colegio Domingo Savio hace cuatro años un grupo de madres organizan un corredor seguro cooperativo que tiene por objetivo mejorar la seguridad de los estudiantes y coordinar el paso del tránsito. De lunes a viernes, haya viento, frío, lluvia o calor, ellas están en la puerta de la institución, siendo un aporte fundamental para la seguridad del establecimiento, aseguran desde la dirección.
Hace seis años el Gobierno provincial, junto a la Municipalidad, pusieron en funcionamiento el primer corredor seguro escolar de Comodoro Rivadavia, una metodología que proponía que la seccional del barrio, la Policía Comunitaria y las direcciones de los establecimientos educativos trabajaran en conjunto sobre una zona delimitada para mejorar la seguridad de los estudiantes.
Uno de los primeros corredores en ponerse en funcionamiento fue el del barrio Pietrobelli. El proyecto incluía a las escuelas 119, 428, 731, 2 y el colegio Domingo Savio. Sin embargo, hoy está prácticamente fuera de funcionamiento, salvo por lo que sucede en el establecimiento salesiano, donde un grupo de madres continuó con la iniciativa que ahora quieren replicar en la escuela 738, ante los intentos de secuestro que se suscitaron en las últimas semanas.
Ayer un equipo de El Patagónico se acercó hasta el colegio ubicado en Alem y 12 de Octubre. Minutos antes de las 17, algunos padres y principalmente madres esperaban en la plaza de enfrente la salida de sus hijos. Otros lo hacían directamente en la puerta del establecimiento.
Los chicos, en tanto, por curso iban bajando las escaleras para salir de la escuela, mientras las madres que le dan forma a este corredor cooperativo llegaban con sus pecheras naranjas para controlar la salida de los más chicos.
Gloria Mellao tiene tres hijos en el establecimiento y explicó a El Patagónico cómo es el trabajo de este corredor que hoy prácticamente administran los padres. "Tenemos armado un cronograma y según nuestros tiempos tomamos la posta. Hay tres o cuatro compañeros a la mañana, al mediodía tres más y a la tarde tres o cuatro más. A veces somos solo dos; lo ideal sería que siempre seamos cuatro pero nuestros tiempos a veces no nos dejan", admitió.

MAS SEGUROS
Según explicó Mellao, cuando a principios de año inició el ciclo lectivo eran 20 las madres que colaboraban con el proyecto. Hoy la realidad es distinta y sólo quedan unas 10. Es que al tiempo y al frío también hay que sumarles el poco respeto que existe hacia la labor por parte de algunos conductores, o los mismos padres de los alumnos que no entienden que ellas colaboran en forma gratuita y con el único objetivo de ayudar.
Lidia Benavídez, que hace dos años participa de la iniciativa, también vive esto en carne propia y asegura que a veces "se complica bastante. Es como que uno ya se acostumbra. Hay mucha doble fila y pasan sin respetarnos a veces" contó la mujer, que ayer también estaba acompañada por Vanesa Sand y Yolanda Ruiz, que también participan de esta iniciativa.
Lo cierto es que a cuatro años de la inauguración del corredor escolar hoy lo único que quedó del Gobierno provincial fue el seguro de vida con el que cuentan las madres. Además de algunas charlas y consejos que suelen recibir muy de vez en cuando.
Sin embargo, más allá de todas las dificultades los padres de los estudiantes que asisten al colegio aseguran que el dispositivo que realizan estas madres es eficiente y las ayuda a estar más tranquilas. "Está bueno, principalmente a la mañana temprano porque hay muchos chicos que vienen en colectivo y los dejan dos cuadras abajo. Hay papás en las esquinas y los chicos dicen que se sienten más seguros porque hubo algunos casos de inseguridad", dijo Miriam Fernández, madre de un estudiante.
Natalia Brandán agregó que la iniciativa también ayuda en el ordenamiento del tránsito en una zona con un importante movimiento vehicular. "Es mucho más organizado, no hay el embotellamiento que había antes, si bien todavía la gente no respeta y a veces estaciona en las rampas o la esquina", explicó mientras esperaba a su hijo.
En el establecimiento coinciden con estas madres y aseguran que hoy el funcionamiento del corredor es fundamental para la seguridad de los estudiantes. "Nos ayuda un montón a cuidar a los chicos, porque muchas veces se quedan en la escalera o en las esquinas. También ellas nos empezaron a ordenar el tránsito y a cuidar", explicó.
Por todo esto –y pese a todo-, Mellao considera que el proyecto es una buena alternativa para los padres de la escuela del barrio San Cayetano, ya que con colaboración y voluntad permitiría estar más seguros.
"En realidad es bueno para todos, pero tenés que tener la gente que esté dispuesta a hacerlo. Si hay gente que quiere poner su tiempo, es bueno porque es tránsito, es seguridad, es todo. Somos los ojos de la escuela acá afuera", sentenció.

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