Desde "Las Putas" de San Julián a "Las Casitas" de Río Gallegos es conocido el comercio sexual como una constante en Santa Cruz, la enorme posibilidad laboral para hombres por la pesca, el petróleo, la minería y las represas abrió una veta que se planteó como el primero de los pasos para la explotación sexual y la trata de personas.
En 2010 se cerraron "las casas de toleracia", más conocidas como "Las Casitas" que además de oferta sexual habilitaban el negocio de la venta de alcohol después de los horarios permitidos tornándose hasta un "after" para los más jóvenes.
Detrás del objetivo del cierre se movieron organizaciones de mujeres de todo el país, dirigentes políticos y la comunidad en general impulsando para 2014 el cierre total de cabarets en las ciudades más importantes de Santa Cruz, pero "la rabia nunca murió cuando mataron al perro".
ANTECEDENTES
Ya en 2013 conmocionó a la provincia la historia de Francisca Carmen Vidal González de 63 años, alias "La Paty". La mujer fue sindicada de liderar una red de trata mediante la cual traía mujeres de Paraguay a ejercer la prostitución a Punta Arenas. Santa Cruz era por entonces un lugar de paso para las mujeres que eran explotadas sexualmente.
La modalidad delictiva de "La Paty" consistía en contactar a mujeres humildes en Paraguay y ofrecerles trabajar en el cuidado de ancianos en un hogar cama adentro. Luego se hacía cargo de los costos del traslado y recién cuando las podía ver a cara a cara en Río Gallegos, les informaba que realmente debían prostituirse. En caso de no hacerlo, debían reunir 160 mil pesos para pagar los costos del traslado.
En junio de 2016, otra mujer fue condenada por facilitar la trata. Liliana del Valle recibió la pena de dos años y ocho meses de cumplimiento en suspenso por colaborar con el Jorge Ernesto Flores Oviedo, el responsable de la explotación sexual de una mujer. Para él la condena fue de cuatro años de prisión de cumplimiento efectivo. Alberto Domingo Irasmai Moreno, su compañero recibió los mismos años.
18 VICTIMAS DE TRATA
El 10 de julio de 2016, un megaoperativo involucró a la justicia chubutense y santacruceña. Se rescataron 18 mujeres víctimas de trata que eran explotadas en domicilios particulares Las Heras y comercios de la ciudad de San Julian. En este caso, se constató que las víctimas vivían hacinadas en pequeñas habitaciones que carecían de las condiciones mínimas de higiene, mientras que la encargada les retenía sus documentos para evitar que escaparan.
Por entonces , desde la organización social La Alameda se definía a Santa Cruz como una "zona caliente" y se ponía el ojo incluso en la responsabilidad social que le cabía a hombres, mujeres, Estado e incluso a las empresas que operan allí.
"Puerto Deseado, Las Heras, Puerto San Julián, tienen que ver un poco con las empresas que hacen mega obras de construcción no tienen para poder ahorrar costos y maximizar ganancias con una planificación familiar, entonces se traslada un enorme grupo humano masculino y alrededor se les pone prostíbulos, casinos, lugares donde les estropean la vida y además hay trata", explicó el referente de la ONG Gustavo Vera.
Hoy la actividad nocturna, prostibularia y de explotación vuelve a estar en el ojo de la tormenta, se vuelve a apuntar a las rutas del sur del país como espacios propicios para la trata desde que dos mensajes misteriosos ubicaban a Maria Cash en Las Heras. La Justicia trabaja en la investigación del caso, mientras patagónicos rememoran los antecedentes de una lamentable historia que se cobra la vida de miles de mujeres año tras año.