Lo que deja la transición

La transición, que comenzó recién cuando el gobernador Martín Buzzi -con el escrutinio final a la vista- reconoció la derrota, se está desarrollando de manera ordenada pero con algunos de los roces que siempre se producen en estas situaciones, máxime cuando entre el que se va y el que asume no existe buena relación.
El gobernador electo, Mario Das Neves, ya anunció la eliminación del sistema de cuadrículas y del programa Casa Abierta pero, sin dudas, lo que más alto impacto generó fue la decisión de no construir los nuevos hospitales de Comodoro Rivadavia y Trelew porque, explicaron tanto él como su futuro jefe Coordinador de Gabinete, Víctor Cisterna, "la plata no está".
Pese a la dureza de la acusación, el gobierno provincial tardó demasiadas horas en salir al cruce y explicar la situación financiera de Chubut, sobre todo si estaba o no la plata para la construcción de los hospitales que, quedó claro, solo podrán realizarse a través de un nuevo endeudamiento que complemente el ya asumido por 800 millones, con el que también se construirán los Centros de Encuentro.
"Yo ya no soy quien decide las políticas públicas luego del 10 de diciembre, así que la continuidad de estas obras dependerá del gobernador que viene", aseguró Buzzi, que sigue con la costumbre de evitar nombrar a Mario Das Neves y que por estas horas, luego de asimilar el impacto de lo ocurrido el 25 de octubre, está dedicando casi el 100 por ciento de sus energías a asegurar el triunfo de Daniel Scioli en el balotaje del domingo 22.
El ciudadano, sobre todo el más permeable a conocer el funcionamiento de las instituciones y la validez de los resultados electorales, puede entender y aceptar que efectivamente, en función de esa legitimidad que otorga el voto, el mandatario que viene pueda anular algunos programas, pero cuesta digerir que por un cambio de gobierno se decidan no construir hospitales, aunque la realización de esas obras haya generado cierta polémica porque muchos se preguntaron si no era mejor volcar todos esos ingresos a mejorar el existente.
A esta altura del partido habría que preguntarse si algunas definiciones, como estas de importantes obras o renegociación de contratos que necesiten endeudamientos y presupuestos plurianuales, o por los que se entregan los recursos hasta el agotamiento, pueden quedar solo en manos de la Legislatura cuya legitimidad para estas definiciones hoy está consagrada por la Constitución, o si necesitarían también una opinión y definición ciudadana, como un plebiscito.
Esta consulta popular, que hoy legalmente no es necesaria, serviría, entre otras cosas, para que los cambios de obras y renegociaciones no dependan de la voluntad de quien gobierna, sino que sean definiciones de Estado.
Las acusaciones, por ahora veladas, aunque no tanto porque la frase "la plata no está", más allá de la posterior explicación financiera, es bastante directa, no fueron contestadas con la firmeza que se esperaba pero sí con la advertencia de que la próxima Legislatura no la dominarán Mario Das Neves y Chubut Somos Todos, sino el Frente para la Victoria.
El control de los parlamentos es una llave clave que para avanzar en distintos temas y en un buen gobierno, necesitan todos los Ejecutivos. La mayoría legislativa también permite a las gestiones anteriores, como esta que finaliza el 10 de diciembre, tener un poder de fuego y de negociación para, mediante el acompañamiento de algunos proyectos, tal vez bloquear algunas intenciones, como pueden ser las de investigar el pasado reciente.
En eso andan unos y otros pero con la sospecha, desde ambos lados del mostrador y por las experiencias recientes, de que todo bloque sin una firme y nítida conducción política se va desintegrando y perdiendo soldados que no abandonan el campo de batalla, algo que ya sería grave, sino que hacen algo peor: se pasan para el otro lado para luchar a favor del enemigo.
El lunes, los 16 diputados provinciales electos del Frente para la Victoria tendrán su primera reunión formal en la que, se explicó, se definirán los ejes de trabajo y organización de la bancada que, con el correr de los tiempos, se verá si está realmente aglutinada y consustanciada en una idea fuerza que pueda sostener, sin fugas ni traspasos, cuando en la práctica dejen de ser parte de la boleta que fueron y se sienten en las bancas y despachos que el pueblo les asignó.
La defensa de lo hecho, el apoyo a lo que se proyecta; las designaciones de cargos vacantes en el Superior Tribunal de Justicia y otros lugares estratégicos del contralor; el tratamiento de los pliegos de los nuevos directores del Banco Chubut; la investigación de lo que sucedió con los mencionados fondos para los hospitales, son algunos de los temas claves que tendrán que afrontar las bancadas mayoritaria y opositora, que solo tendrá fuerza si logra seguir cohesionada y con el poder de las 16 manos.
La bancada no tiene hoy un líder externo que la guíe y le marque también el rumbo, ya que el gobernador Martín Buzzi adelantó que no le interesa ser el jefe de la oposición, rol que por otra parte aparecía como complicado que pudiera ejercer, y la conducción partidaria también entró en crisis en función de algunos resultados distritales, como el de Carlos Eliceche, el actual presidente, que terminaron de demoler su figura política.
Tal carencia es lo que hace que nadie pueda hoy asegurar que, a poco de andar, algunas de esas 16 manos se vayan para el otro lado o armen "rancho aparte" e impongan una doble negociación para conseguir algunas mayorías especiales.
Esto lo saben todos, así que unos ya comenzaron la tarea de seducción sobre algunos futuros legisladores, y los otros a acelerar el rearmado de la conducción partidaria para que, desde allí, se evite el desbande y se encarrile la oposición.

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