La necesidad de comer es más fuerte.
Los encargados de los merenderos son testigos de la travesía que realizan muchos de niños y jóvenes para obtener una taza de té o un alimento a media tarde. "Hay veces que vienen agotados porque vienen desde lejos. Es muy común que los chicos vengan acá y también vayan a otro merendero porque la comida falta en sus casas".
"Yo pensaba que con las lluvias de esta semana no iban a venir, pero me equivoqué. Algunos venían con los pies entumecidos del frío, pero igual vinieron y se quedaron hasta que ya no había nada más para comer", contó Gladys Hernández del merendero "San Cayetano".
Algunos de los merenderos abren de lunes a viernes mientras que otros lo hacen tres días a la semana. En ese contexto, los chicos se turnan para asistir a la mayor cantidad de espacios posibles.
"Hemos detectado que en muchos casos hay chicos que se pierden las clases para tomar una taza de té o tener un poco de pan. Esto es muy grave porque algo estamos haciendo mal para que los chicos elijan entre comer y estudiar. Tenemos que hacer algo urgente", advirtió Graciela Muñoz, integrante del merendero "Pequeños Gigantes" de Kilómetro 14.