Murió Andrés Rivera, el autor que reescribió la historia argentina

Será recordado por la dureza de su carácter, su coherencia política y una obra literaria que lo consagró como uno de los más notables escritores argentinos. Tenía 88 años
El escritor argentino Andrés Rivera, que a través de más de 30 libros dio voz a la clase obrera y con su literatura revisionista rescató figuras de la historia argentina como Juan Manuel de Rosas y Juan José Castelli, murió ayer a la madrugada a los 88 años en la ciudad de Córdoba, donde residía.
Su compromiso con el mundo obrero, al que perteneció de joven y en el que militó como representante del Partido Comunista, y sus preocupaciones por el devenir de la historia, sobre todo la argentina, quedaron reflejados desde sus primeros libros, que datan de la década del 50.
Para ellas eligió como protagonista a un actor colectivo: los trabajadores que luchan por sus derechos. A esta primera etapa creativa pertenecen "El precio" (1957), "Los que no mueren" (1959), "Sol de sábado" (1962), "Cita" (1966) y "El yugo y la marcha" (1968).
Posteriormente, la literatura de Rivera fue evolucionando hacia una prosa más concisa, repetitiva y envolvente, que terminó siendo su marca de estilo.
También sus personajes cambiaron: individuos a través de los que se jugaban relaciones de poder, y tuvieron siempre a la historia argentina como telón de fondo: desde la Revolución de Mayo hasta las décadas del 80 y 90 del siglo XX.
Hijo de un obrero llegado de Polonia, y de una mujer ucraniana -cuya familia huyó de la guerra civil y de la persecución a los judíos-, Rivera había nacido el 12 de diciembre de 1928 en la Ciudad de Buenos Aires como Marcos Ribak.
La experiencia matrimonial de su padre, operario calificado del vestido, y su madre, obrera en una fábrica de caramelos, quienes iniciaron una convivencia en 1927, fue contada por Rivera en la novela "El verdugo en el umbral" y en "Punto final".
El gusto o la inclinación por la literatura llegó poco antes de los trece años, de la mano de dos hermanos de su madre que le acercaron obras como "Los siete locos", "Los lanzallamas" y "El amor brujo", de Roberto Arlt, y "Los miserables", de Víctor Hugo.
La secundaria que inició en el técnico Ingeniero Huergo no duró mucho. Prefería recorrer las librerías de avenida Corrientes, y cuando sus padres descubrieron que no asistía a clases lo obligaron a trabajar. Comenzó a regañadientes en una fábrica textil de Villa Lynch para aprender el oficio de tejedor, que logró con rapidez, a la par del desarrollo de una incipiente militancia política.
Fue elegido secretario de la Comisión interna en una fábrica grande y se afilió a la Juventud Comunista en septiembre de 1945. Luego lo designaron redactor de la página gremial del órgano clandestino del Partido Comunista, "Nuestra Palabra", donde le pidieron que firmara las notas.
Pensó que debía hacerlo con un seudónimo y en ese momento estaba leyendo una novela naturalista del escritor colombiano José Eustasio Rivera, apellido que unió al nombre de la calle donde vivía, Andrés Lamas. Andrés Rivera: así firmaría desde entonces sus textos.

CARACTER LITERARIO

En 1957 publicará su primera novela y nacerá su primer hijo, Carlos. Dos años después publica "Los que no mueren", y comienza a pergeñar los primeros cuentos, en los que se evidencia como característica personal la condensación y la síntesis.
En 1984 publicó "En esta dulce tierra", donde elige un momento particularmente violento de la historia argentina, que se inicia hacia 1835 con el segundo gobierno de Rosas, y elabora una contrapartida de la 'Amalia' de José Mármol. Con esta obra obtiene el Segundo Premio Municipal de Novela.
En las últimas obras de Rivera, publicadas a partir del 2000, la historia y la política cobrarán nuevamente un protagonismo fundamental, como "Ese manco Paz", "Cría de asesinos", "Esto por ahora" y "Punto final".
Rivera será recordado por la dureza de su carácter, su coherencia política y una obra literaria que lo consagró como uno de los más notables escritores argentinos.
Según se informó, el escritor falleció a raíz de una septicemia que sufrió luego de una fractura de cadera.

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