Esta madrugada la ONEMI emitió alerta amarilla por el Volcán Hudson y Sidi Bravo Donoso, director de la Región de Aysén de la ONEMI explicó a El Patagónico los alcances del alerta emitido. Aseguró que se trata de una cuestión técnica de acuerdo a los estándares que regulan las condiciones volcánicas.
"No ha habido manifestación alguna en el volcán más allá de movimientos internos dentro del volcán, que nos obliga a declarar un alerta. No hay manifestación visual de fumarola, de vapor de humo", aclaró.
Asimismo, advirtió que hay imágenes que circulan del volcán y que pertenecen a las erupciones que se registraron hace 5 y 25 años. Hoy solo se trata de una condición técnica producto de la cantidad de sismos que han ocurrida en la zona en el último mes y no en los últimos días.
Bravo también indicó que podría haber mayor actividad del volcán en semanas, meses o eventualmente puede no ocurrir. Por ello, además se intensifican los monitoreos y reportes que ahora se realizan cada 15 días.
Se han llevado a cabo reportes de pobladores muy cercanos a la zona del volcán de manera diario y no han percibido alteraciones o movimientos en el área. Mientras que hay una comunicación fluida con Defensa Civil de Chubut y Santa Cruz "con cada director para brindar la información actualizada" y tomar los recaudos si fuera necesario.
CENIZAS EN LA PATAGONIA
La emisión del alerta causó al menos preocupación en la zona patagónica argentina ante el recuerdo de las consecuencias que la erupción dejó en 1991 y 2011. Bravo aclaró que el sistema de monitoreo y detección con el que cuenta hoy la ONEMI permite "poder adelantarse y emitir estas medidas preventivas".
El volcán entró en erupción violentamente entre el 8 y el 15 de agosto de 1991 y permaneció en actividad hasta el 29 de diciembre; acompañado de tormentas eléctricas, lluvias torrenciales y un enorme volumen de material volcánico arrojado desde el interior de la tierra hacia la atmósfera.
En el 91 los daños en el sector ganadero, principalmente de Santa Cruz, fueron cuantiosos ya que hubo pérdidas irreparables que motivaron el abandono de las tierras. La nube de cenizas que expulsó el volcán se elevó a 8.000 y más metros sobre el cráter.