Integrantes de la Brigada de Investigaciones pusieron el eje en las últimas horas en reconstruir la forma en que dejaron la escena del crimen los asesinos del trabajador petrolero Mario Andrés Durán (38), asesinado de un disparo en el pecho el martes a las 23:15 en Uruguay 555 del barrio 9 de Julio. Los delincuentes escaparon en dirección al barrio 13 de Diciembre por calle Santa Cruz.
La única pista más o menos clara que tiene la Policía hasta el momento es el hallazgo de la tarjeta de débito de la víctima y el documento de identidad sobre Santa Cruz al 400. En tanto, una parte de los investigadores estaba abocada a ver las imágenes de las cámaras de seguridad domiciliarias de todo ese sector en busca de un retrato más nítido de los homicidas.
Uno de los análisis que puede arrojar resultados importantes tiene que ver con los rastros papilares o huellas dactilares en ambos documentos.
Durán era padre de una niña de 11 años y de un nene de 7. Según investiga la Policía, dos delincuentes lo interceptaron en la calle Uruguay, entre Santa Cruz y Tucumán, a dos cuadras de la casa en la que viven sus hijos, junto a su esposa, de quien estaba distanciado desde hace algunos meses.
Los asesinos le dispararon en el pecho un solo tiro y lo dejaron tirado junto a un montículo de cemento. Le llevaron la billetera y el teléfono celular, además de una pequeña encomienda en la que llevaba un libro.
"Vino a la noche, fue a cargar nafta a eso de las 11, dejó los chocolates a los chicos y a mí, se llevó una encomienda que tenía un librito adentro y se fue a los quince minutos para abajo (por Uruguay)... y le pegaron un tiro, le sacaron la billetera. La encomienda la dejaron tirada, tenía un libro", contó la viuda a El Patagónico horas después del trágico hecho.
El homicidio se produjo a metros de la renovada e iluminada plaza Carlos Gardel en la que por las noches se puede ver a gran cantidad de familias paseando.
Con respecto al crimen de Durán, un hombre contó que escuchó el disparo cuando estaba haciendo dormir a su hijo, pero que no quiso salir a mirar por temor a alguna bala perdida.
"Era retranquilo y nunca desconfiaba, siempre le decíamos que tenía que ser más prudente porque no le importaba andar de noche", acotó Verónica Briones, su mujer.
El hombre tenía muchos conocidos en el rubro petrolero, donde era muy querido. Se desempeñaba en El Tordillo como supervisor en TecPetrol. Como hobby, bailaba tango en la vecinal del barrio José Fuchs. Gracia Genoveva, una mujer de 80 años que solía bailar con él, lo describió como "una persona adorable, gran compañero, gran persona, siempre tan divino".
"EXCELENTE PAPA"
Durán estaba distanciado hace tres meses de su mujer, pero todos los días visitaba a sus hijos en la casa que tenía la familia en el barrio 9 de Julio, la cual había intentado ampliar con un segundo piso.
"Era un excelente papá, yo no puedo decir otra cosa. Como papá, me ayudaba con los chicos en todo, nos repartíamos actividades porque los dos trabajamos... hasta a las reuniones de padres iba conmigo", señaló Verónica.
Cuando concluía su jornada laboral, Durán tenía como rutina pasar a ver a sus hijos. Dejaba la camioneta estacionada allí y se iba caminando hasta la casa de su madre, a unas cinco cuadras de distancia. Solía ir caminando por calle Uruguay, cruzaba la plaza Carlos Gardel y se dirigía hacia Aristóbulo del Valle.
Si es que los asesinos no se cruzaron fortuitamente con él y decidieron robarle, la hipótesis que maneja la Policía es que los criminales lo hubieran estado esperando.
"Que la Policía investigue, fueron y le pegaron el tiro en el pecho, se robaron las cosas... ¿qué pensarían que tenía?", se preguntaba Verónica. "También puede ser que lo hayan visto. Eran las 11 y a esa hora hay mucha gente en el barrio. El se iba caminando porque estaba linda la noche", agregó su mujer al pedir colaboración de quienes pudieran haber visto algo.
- 24 marzo 2017