Periodismo, un oficio no apto para nostálgicos

El periodismo no es un oficio apto para nostálgicos. Hoy más que nunca transitamos el culto del "aquí y ahora": vamos detrás de lo que mide una información en redes sociales, la noticia con más "clicks", las más comentadas o "retuiteadas". El relato de nuestras historias corre detrás de una revolución digital que vino para transformarnos y nos desafía a pensar contenidos enriquecidos y conectados, siempre al ritmo de los usuarios. El dedo manda. Nadie en esta profesión escribe para que no lo lean. Y sin los lectores, sabemos, los periodistas y los medios estamos perdidos.

Hubo, sin embargo, otro tiempo. Por ejemplo el que marcó mis orígenes en el periodismo. Todos, por más esmero que le pongamos al presente, tenemos una historia.

La mía nació en Sarmiento 569 cuando cursaba tercer año de la carrera de Comunicación Social en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Un lujo. Cumplí, siendo estudiante y convocada por el entonces jefe de redacción, Cristian Aliaga, el sueño de pisar una redacción tensa y desafiante en donde permanecí, con la conducción de Rodolfo Pérez, los siguientes 9 años de oficio. También bajo la edición de Andrés Cursaro y Horacio Escobar, un combo de sensibilidad y rigurosidad. Allí, con esa impronta y guía en un camino que comenzó en la década del 90, me recibí y convertí en corresponsal de diario La Nación.
Pero el mundo no es un ombligo y existe, también, la historia de la historia. El Patagónico tiene sello bien local y emprendedor. Me gusta. Nació tras el cierre del "El Rivadavia" en 1965 y a partir de "la necesidad de generar nuevas voces". En 1966 se fundó editorial El Chenque, vinculada a la visión y proyecto de una próspera burguesía local que integraban José María Rodrigo, Vicente Alvarez Lorenzo, Manuel Acuña, Enrique Chiapello, Roque González, José Kank, Mariano González, Santiago Gorchs, Calixto González y Juan Manuel Altuna. El Patagónico es parte constitutiva del ADN local, de un Comodoro que tendrá agujeros pero no está "perforado".

El 30 de junio de 1967 salió a la calle por primera vez. El mismo diario que me dio la oportunidad de dar los primeros pasos en el periodismo. Hoy y siempre, la rutina de este oficio se lo come todo. Los ríos de tinta, las historias mínimas de la redacción de inicios de los 90. Como la de Eduardo Epstein, el mejor periodista de judiciales que supo tener Comodoro, interpretando a Ricardo Arjona a viva voz entre los escritorios. La mejor imitación que jamás haya escuchado.

O Víctor Pascal entusiasmado con Joaquín Sabina y sintiéndose el protagonista de "Y nos dieron las diez". O las imágenes del fotógrafo Lito Ulloa tiernamente malhumorado. O de Julia, eterna, en la recepción. No se hace periodismo en un tubo de ensayo. Ni antes ni ahora.
Atenti. Este oficio no es para nostálgicos. El periodismo no deja espacio para las telarañas.

Hoy el desafío está en aprender los nuevos lenguajes sumando experiencia a la velocidad de las nuevas generaciones. Vengo de la tinta pero es indiscutible que la era digital amplió los límites a los codazos y nuestros nichos de trabajo. En definitiva, el "título bajo el brazo" siempre fue para el aprendizaje continuo, procesar los cambios con ductilidad y sortear los obstáculos con flexibilidad.

Conducir un medio admite competencias pero no mezquindades. En la era de la cultura de la convergencia y del hipertexto, de las redes sociales, del texto enriquecido y conectado, aplaudo el relanzamiento de El Patagónico, hoy en manos del comodorense Cristóbal López. También la permanencia de Crónica en manos de la familia Zamit. Y, si se me permite y salvando las distancias, la osadía y consolidación de nuevos productos digitales como ADNSUR, o de Elcomodorense.net, que suman miradas diferentes a una sociedad que precisa de la pluralidad de contenidos y visiones para construir una realidad más equitativa.

El tiempo no vuelve. Las rotativas nunca paran. Buenos deseos para El Patagónico y su legión de periodistas jóvenes, artífices, los verdaderos protagonistas y constructores del presente informativo continuo. El resto, estimados, ya es historia.

(#) Periodista de El Patagónico entre 1992 y 1999. Editora responsable del portal ADNSUR /Corresponsal de diario La Nación en Chubut.

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