Seis cosas que nunca hay que hacer cuando ocurre un accidente vial

Los accidentes se multiplican en las calles. Es necesario conocer una serie de recomendaciones para saber qué hacer cuando se está en presencia de un siniestro vial. Prestar auxilio es una obligación, pero sin descuidar la propia seguridad.

El artículo 108 del Código Penal Argentino penaliza la omisión de auxilio: "Será reprimido con multa de pesos setecientos cincuenta a pesos doce mil quinientos el que encontrando perdido o desamparado a un menor de diez años o a una persona herida o inválida o amenazada de un peligro cualquiera; omitiere prestarle el auxilio necesario, cuando pudiere hacerlo sin riesgo personal o no diere aviso inmediatamente a la autoridad". En este marco legal es donde la ley opera y obliga, por tanto, a socorrer a cualquier persona que esté afectada un accidente y se encuentre en peligro.

Son paradójicos los casos en los que las personas que auxilian a lesionados en siniestros viales corran la misma suerte por vehículos terceros que no advierten su presencia. Estos casos resultan comunes en los siniestros viales porque no se respetan recomendaciones y comportamientos de quienes presencian accidentes viales. El diario ABC de España recogió una serie de consejos para saber cómo actuar en momentos sensibles.

No respetar los consejos PAS. Proteger (a sí mismo y al área del siniestro), Avisar y Socorrer.

Huir del accidente. No socorrer es sinónimo de delito, por más que no exista responsabilidad alguno en el accidente. La ley obliga a prestar auxilio a los afectados. En caso de haber participado del siniestro, la omisión de auxilio se convierte en huida, lo cual agrava la penalidad.

Sacar al accidentado. Inconsciente, herida o atrapada, no se debe intentar sacar a la persona del auto. Lo prioritario es acompañarla y transmitirle tranquilidad. Las autoridades responsables de extraer al damnificado del vehículo siniestrado cuentan con herramientas especiales y conocimientos que en general las personas desconocen.

Quitarle el casco a un motorista o a un ciclista. Así como no hay que sacar a una persona inconsciente, herida o atrapada del auto, tampoco se debe manipular a un motociclista o a un ciclista que acaba de participar de un siniestro. Ni el casco ni girarlo en una posición determinada. Para llevar a cabo movimientos en personas accidentadas es menester fijar partes claves del cuerpo para prevenir lesiones peores.

No generar un embotellamiento. Si ya hay gente socorriendo, no es necesario detenerse a ayudar. El exceso de personas y autos dedicadas a auxiliar un siniestro provoca atascos y ataca la búsqueda de serenidad de los accidentados.

Invitar al morbo. Los accidentes de tránsito estimulan la curiosidad. El morbo es propiedad innegable de las personas. Pero es necesario que los que se dedican a ver lo que pasó comprendan la naturaleza del caso. Los siniestros alteran el orden de las cosas, provocan confusión, caos, y potencian el riesgo. El morbo ha provocado históricamente choques en cadena por culpa de quienes se detienen a mirar el accidente. La recomendación es concentrarse en la ruta, si ya hay gente socorriendo al accidentado.

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