Stella Maris Prada se jubiló después de 25 años de trabajo en la Justicia

La funcionaria del Ministerio Público Fiscal Stella Maris Prada trabajó como secretaria en la Cámara de Apelaciones del Juzgado Federal de Comodoro Rivadavia, fue secretaria del juez de instrucción Jorge Carlos Pellegrini y se desempeñó en la Defensa Pública. Terminó prestando servicios como funcionaria fiscal y revisando las salidas transitorias de condenados ante el Juzgado de Ejecución. Esta abogada que ha conocido todas las esferas de la Justicia Penal propone cinco nombres para homenajearlos en cada una de las salas de la Oficina Judicial.
"Es una institución en el Poder Judicial", la define el jefe de fiscales, Juan Carlos Caperochipi. Se trata de Stella Maris Prada, funcionaria del Ministerio Público que se jubiló tras 25 años de servicio en la Justicia.
Trabajó primero en la Cámara de Apelaciones del Juzgado Federal de Comodoro Rivadavia, fue auxiliar letrado en la Defensa Pública y secretaria del juez Jorge Carlos Pellegrini en el Juzgado de Instrucción N° 1, para finalmente recalar como funcionaria de Fiscalía.
"El poder de la dirección de la investigación que tenían los juzgados los fui a aprendiendo de él", recuerda Prada sobre el legado de conocimientos que heredó del fallecido juez Pellegrini.
Se recibió como abogada en la Universidad Nacional de Córdoba y trabajó con el antiguo Código Procesal Penal en el que dirigían la investigación los jueces de Instrucción Penal. Se jubiló investigando con el nuevo Código Procesal Penal que rige en Chubut desde 2006.
"En el Juzgado de Instrucción había mucho más trabajo y contacto con la Policía" recuerda. Hoy la Fiscalía trabaja solo con la Brigada de Investigaciones. "En aquellos momentos no estaba este grupo, en los primeros años se trabajaba con las comisarías, y un contacto permanente con el jefe y segundo jefe, ahora no. Nosotros íbamos a las comisarías y a partir de ahí hacíamos las investigaciones" rememora la ex secretaria del juez Pellegrini.
"Ha crecido la población, y ha crecido la delincuencia", considera Prada. Admite que cuando trabajaba en el Juzgado de Instrucción, había algunos casos que no tenían la celeridad de otros, ya que no había especialización. Hoy el ministerio acusador cuenta con oficinas especiales para cada delito.
Cree que la Policía todavía tiene resquemor por el trabajo de la Fiscalía. Que algunos efectivos primero estudian al funcionario en sus decisiones, "en vez de haber un buen diálogo. Se recibe mal la orden, y eso conspira".
Del nuevo Código hay ciertas cosas que no son tanto de su agrado, "por ejemplo, la posibilidad que da el Código de la finalización de ciertos hechos, con reparaciones antes de judicializarlos". Aunque reconoce que antes no se podía llegar a juicio, y "ahora la gran mayoría llega a juicio", contrasta.
Es lectora de Agatha Christie y Wilbur Smith. Su película favorita es "Camila", el filme argentino de 1984 dirigido por María Luisa Bemberg.
Cuestiona que desde hace 20 años los funcionarios judiciales que trabajan todos los días con casos violentos no tienen acompañamiento psicológico. Esa deuda todavía no se ha saldado, pese a que se ha expuesto la necesidad.
"NADA ES REPARADOR"
Esta mujer que ha trabajado en todas las esferas de la Justicia, tanto en el ámbito federal, como provincial, en la defensa, el juzgado de Instrucción, la fiscalía y el juzgado de Ejecución, considera: "ninguna condena vuelve para atrás el hecho sucedido".
"Lo vivido en un robo, la sensación de inseguridad que queda en la persona, la sensación de la violación de sus cosas y de su intimidad, no se va a superar con un año, tres años, cuatro años (de pena). Nada es reparador. Lo que se tiende es a que la persona no vuelva a repetir ese hecho antisocial. Pero sucede que no solamente en Comodoro, Argentina y en todos lados, es una entelequia pensar que las cárceles son la solución. No son la solución", plantea.

"NO EXISTE LA REINSERCION SOCIAL"
Prada en el último tiempo ha trabajado revisando salidas transitorias de los condenados. "Salen y vuelven a delinquir y entonces se le agregan más años, lo que no se hace es un trabajo para reinsertarlos. No existe la reinserción social. Es una tarea que no le compete al Poder Judicial, que en todo caso debe controlar a que la persona condenada tenga acceso a las distintas progresividades de su pena. Pero la reinserción social pasa por un trabajo que debe hacer el Poder Ejecutivo", reclama la funcionaria fiscal ya jubilada.
En su opinión la alcaidía policial de Comodoro Rivadavia no está preparada para esta reinserción y ve con buenos ojos el trabajo de las penitenciarías federales.
Prada también alimenta esa idea de que antes los delincuentes tenían otros códigos y se hacían cargo de lo que hacían. "Difícilmente atentaban contra un policía. Respondían a la autoridad y al Juzgado también", recuerda.
Explica que en la educación secundaria se trasluce la vida cotidiana. "Los jóvenes no tienen respeto por nada. No reconocen la autoridad en nadie. No cumplen las reglas, las violan y el directivo no sanciona".
Considera que esa falta de reconocimiento a la autoridad es la que lleva a jóvenes a delinquir y que luego no entiendan que lo que están haciendo es contrario a la ley y a las normas de convivencia.
A ella la han amenazado de muerte en el trabajo. Un condenado para el que pidió sanciones disciplinarias "me dijo que me iba a buscar y que me iba a matar". Sostiene que todos tenemos agresividad, que somos animales racionales, "pero todos tenemos frenos (...) Antes se mataba a otro hombre, pero no a una mujer. Ahora después de cada marcha, hay dos o tres casos más", lamenta.
Quiere estudiar turismo y gestión hotelera, no quiere saber más nada con lo penal. Quizás podrá sacarse el guardapolvo de investigadora, que cada vez que veía un cadáver no lo observaba como a una persona fallecida, sino como un elemento de prueba en el que buscar indicios.
En su memoria quedará el primer asesino al que tuvo frente a frente. Se llamaba Angel y tenía 15 años. Tenía rasgos psicopáticos, no entendía la diferencia entre el bien y el mal. "Si no hay un trabajo con ellos, difícilmente cuando salgan no vuelvan a cometer un hecho", resume Prada.
También propone a las autoridades judiciales homenajear a cinco personas que han entregado muchas horas a la Justicia y hacerlo imponiendo sus nombres a cada una de las salas de la Oficina Judicial: Jorge Carlos Pellegrini, Oscar Perfumo, Marta Alicia Ghio, Fernando Serer y Graciela Ceccardi.

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