Un agricultor va a juicio por el homicidio de un niño intoxicado con agroquímicos

"Es la primera vez que en Argentina se juzga directamente con el código penal por homicidio a un productor. Hubo otros juicios, pero en los que se imputó el delito de contaminar y afectar la salud pública", explicó a Télam el abogado de las familias de las víctimas, Julián Segovia.
Por primera vez en Argentina la justicia llevará a juicio oral por homicidio al horticultor dueño del campo correntino lindante a la casa de un niño que murió por intoxicación de endosulfán, un insecticida altamente tóxico, cuya elaboración y uso fue prohibido en el país desde julio de 2013.
El debate oral, que se desarrollará entre el 21 y el 25 de noviembre en el Tribunal Penal Oral de Goya, tiene como procesado a Ricardo Nicolás Prieto, acusado de "Homicidio culposo agravado y lesiones culposas agravadas en concurso ideal", por el fallecimiento de Santiago Nicolás Arévalo, de cuatro años, y el daño a su prima Celeste, que entonces tenía seis, ambos intoxicados con endosulfán.
"Es la primera vez que en Argentina se juzga directamente con el código penal por homicidio a un productor. Hubo otros juicios, pero en los que se imputó el delito de contaminar y afectar la salud pública", explicó a Télam el abogado de las familias de las víctimas, Julián Segovia.
Y continuó: "En este contexto nos sentimos conformes con el proceso, pero no estamos de acuerdo con considerarlo homicidio culposo, porque el empresario no podía desconocer los efectos del químico y aún así lo utilizó". En ese contexto, el "temor" de la querella de cara al juicio oral es que "se aplique una pena de tres años y que Prieto se vaya a su casa".
El 2 de abril de 2011, Nicolás (su familia y entorno lo llamaban por su segundo nombre) y Celeste jugaban en las afueras de su casa ubicada en el Paraje Puerto Viejo -en Lavalle, una localidad a 15 kilómetros de Goya-, cuando comenzaron a sentirse mal.
Según cuenta la familia, Nicolás había metido los pies en un vado, especie de río artificial poco profundo, donde ese campo drenaba los líquidos con los que fumigaba. Por la noche, Gladis, su mamá, lo llevó al hospital de Santa Lucía, donde le dieron medicación para detener los vómitos y le dijeron que hiciera reposo.
"Como los vómitos no cesaban, al día siguiente la mamá se fue al hospital de Goya donde, ante el agravamiento del cuadro, deciden trasladarlo al de Corrientes capital, donde el niño falleció el 4 de abril", describió el abogado.
La autopsia del hospital pediátrico Juan Pablo II de Corrientes fue determinante: el niño había fallecido por una intoxicación con endosulfán.
En paralelo, la mamá de Celeste, la prima de Santiago, comenzó a observar que su hija presentaba los mismos síntomas, pero como el caso de Santiago se venía complicando, la niña llegó antes al hospital de Corrientes, donde le practican una hemofiltración (limpieza de la sangre) y trasladaron al hospital porteño Garrahan, donde le salvaron la vida.
"Tomamos contacto con Gladis tras conocer el caso. Nosotros estábamos en plena lucha contra las arroceras que contaminan la Laguna Iberá y quisimos conocer a su familia", recordó por su parte Emilio Spataro, miembro de Guardianes del Iberá.
"Desde entonces, tanto los padres de Nicolás como los de Celeste sumaron a su lucha por justicia para sus hijos la pelea contra la contaminación que sufre todo el territorio correntino".
"El caso de Nico no es único. Un año después falleció José Carlos Rivero, otro niño de 4 años también intoxicado. Y como ellos hay cientos de niños y niñas que se enferman con denuncias que no llegan, porque se trata de una forma de producción que realiza un uso indebido de los químicos para aumentar los rendimiento", sostuvo Segovia.

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