Un policía mató de seis tiros en la cabeza al novio de su expareja

Fue en la madrugada en el barrio San Lorenzo de la capital neuquina. La mujer está muy grave tras recibir también tres disparos.

El cabo de la policía Alejandro Andrés Lagos (34) llegó a las cuatro de la madrugada de ayer a la casa de Magnolia Aidé Salas (22), su ex novia. Espió por la ventana y la vio que estaba con un hombre. Rompió la puerta de una patada, entró con su arma 9 milímetros reglamentaria, los llevó hasta la habitación y les disparó.

Los seis tiros en la cabeza de Edgardo Javier Soto le provocaron la muerte inmediata. Tres tiros a ella, uno en la pelvis, otro en la pierna y el tercero en el pecho le perforaron los pulmones y le rozaron el corazón. En la habitación, el bebé de ella, de un año y tres meses, lloraba con espanto.

Antes del homicidio. Durante la tarde del sábado, Lagos había estado en esa casa ubicada en la calle Potente del barrio neuquino San Lorenzo Norte. Allí había vivido junto a Magnolia hasta hace dos meses. Ella le había pedido un tiempo porque estaba confundida, después de casi dos años de relación, y él se trasladó a la casa de su padre.

Un vecino de apellido Ceballos, que vive a metros, escuchó ruidos, se asomó por la ventana y vio que a la casa de Magnolia le faltaba la puerta. Pensó en un robo, pero lo vio salir a Lagos con un arma en la mano y corrió en busca de ayuda de la policía.

Glenda, la madre de Magnolia, cenaba con amigos cuando recibió el llamado con la noticia. "Nunca hubiera imaginado una cosa así. Hace dos años que salían y nunca sospeché nada", dijo ayer a la tarde entre lágrimas en la puerta de Terapia Intensiva del Castro Rendón.

La habían dejado entrar a ver a su hija hacía unos minutos y no se reponía del estado de nervios. "Está entubada, no pudo contarme nada, lo único que le dije es que esté tranquila que el bebé está con nosotros", decía Glenda, según recuperó el Diario de Río Negro.

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