Un Radiohead memorable provocó escalofríos en el Primavera Sound

Las entradas se agotaron casi de inmediato cuando se anunció que Thom Yorke y los suyos regresaban a Barcelona casi una década después, como cabeza de cartel del gran evento "indie" y presentando su último trabajo, "A Moon Shaped Pool", en el marco de una gira mundial.
Era lo más esperado y, para muchos, será lo más recordado del Primavera Sound de Barcelona. Radiohead presentó anoche nuevo disco, explotó cabezas, provocó puntadas en el corazón, escalofríos y desató locura, dejando claro que se puede ser fiel a uno mismo y ser la banda de rock art más popular del planeta.
Las entradas se agotaron casi de inmediato cuando se anunció que Thom Yorke y los suyos regresaban a la ciudad condal casi una década después, como cabeza de cartel del gran evento "indie" y presentando su último trabajo, "A Moon Shaped Pool", en el marco de una gira mundial.
La mayoría de los festivaleros, por lo tanto, estaban allí firmes a la espera del quinteto de Oxford, que irrumpió intenso con "Burn the witch", tema de apertura de su flamante obra.
Al fervor inicial prosiguió el momento más difícil, que requería abrirse a las sensaciones -algo complicado en medio de la multitud y con una sonorización sensiblemente baja- para saborear otras piezas novedosas como "Daydreaming", "Desck dark", "Desert island disk" y "Ful stop", de una complejidad brillante. Fue con esta canción con la que que Yorke logró conectar mejor con el público, entregándose con sus gemidos y un baile endemoniado.
En ese sentido, la puesta en escena e iluminación con planos fragmentados y acelerados de los músicos - propios de una banda enigmática que rechaza el culto a la imagen, aunque implique un perjuicio de la multitud que asiste al concierto-, constituyó un elemento clave del viaje mágico a la abstracción que proponen los británicos.
La primera explosión general llegó cuando sonó "The National Anthem" (Kid A), a la que siguió "Talk Show Host", que tuvo final extendido, y "Lotus Flower", con Thom otra vez encendido.
Poco después, "No Surprises" (OK computer) y "Pyramid Song" (Amnesiac), encogieron los corazones del público, que a esa altura ya se había entregado, sin saber que más tarde llegaría "Karma Police", el himno de toda una generación.
En pleno éxtasis general cayó la acelerada "Arpeggi", "Everything in its right place" e "Idioteque".
Con "Bodysnatchers" los fans se rindieron a los juegos del guitarrista Jonny Greenwood, y después se derritieron ante la penetrante "Street Spirit".
En la recta final, Radiohead había logrado enloquecer a los fans y complacer a la multitud con la entrega de los emblemas inconfundibles de la banda, pero tras "2+2=5" y "There There", tenían preparado un regalo de despedida: "Creep".
Los viejos gemidos de Yorke sonaron como lo más moderno en una noche triunfal que quedará para la historia, al menos para los asiduos del Primavera Sound y los amantes de esta espectacular banda de rock independiente, capaz de elevarse hasta el cielo y luego caer en el infierno sin escala.

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