Academia de tango porteña en pleno corazón de Atenas

El porteño Carlos Dall'Asta vive hace 12 años en Grecia, país en el que fundó una academia en la que enseña a bailar tango a los atenienses. En una charla con Biz, relata la experiencia de emprender en el país de la UE que más ha sufrido la crisis económica de 2008.
"Alguien dijo una vez que yo me fui de mi barrio... ¿Cuándo?, pero... ¿cuándo? ¡Si siempre estoy llegando!". Parte de la prosa del clásico "Nocturno a mi barrio", una de las geniales creaciones de Aníbal Troilo, describe casi a la perfección la vida de Carlos Dall'Asta, un porteño de 36 años que hace 12 vive en Atenas profesando el baile del tango entre los griegos, pero que vuelve con cierta frecuencia a su querido arrabal: San Telmo. Dall'Asta es también artista plástico, pero fue el tango el que lo atravesó de lleno en su vida: en el aire de su casa de la Boca, donde pasó su infancia, "sólo se respiraba Julio Sosa -el ídolo de su padre-, Carlos Gardel y más tarde mucha radio de tangos", recuerda. "Solía ser mi compañía mientras pintaba cuadros al óleo. En ese sentido no fueron pocas las veces que tuve la sensación de estar a destiempo con mi generación", revela. A los 15 años comenzó a tomar clases de tango semanales. "El baile estimulaba tanto mi cuerpo como mi mente", sintetiza. Con el tiempo, asistió a las milongas, tomó más clases, y acudió a seminarios, que lo fueron convirtiendo en un artista destacado entre sus pares.

Periodista: ¿Cómo surge la posibilidad de residir en Atenas?
Carlos Dall´Asta: En 2005, una excelente bailarina y profesora griega, Maria Karageorgou, me invitó en un a colaborar artísticamente en Atenas. Así fue como de a poco comencé a dar varios seminarios de baile. En la capital griega descubrí que hay mucho por enseñar. Además es una ciudad atractiva, con gran historia y mística. Existe en Atenas una búsqueda y gran interés de contacto y conexión con el otro. Eso el tango lo lleva intrínseco. Todos estos factores hicieron que me decidiera a quedarme a vivir.

P.: ¿Qué oportunidad vio para fundar una academia de baile en Atenas?
C. D.: La idea surgió de la necesidad de tener un espacio propio, y donde poder expresarme. Más que ver la oportunidad de enseñar el tango, siento que estoy creando la oportunidad de que aprendan el tango. Así fue que fundé la academia sin ninguna ayuda, ni préstamo económico. La financiación fue con el dinero que tenía ahorrado. Tengo un socio, y cada uno aporta sus ideas. El gran impulso que fue tomando la academia fue se basó en la creencia de lo que hacía y en mi guía, la intuición. Claro que en el armado de la academia hubo momentos difíciles, y tuve que volver a cero muchas veces.

P.: ¿Qué tipo de problemas debió afrontar?
C. D.: En un principio el capital era muy limitado y, por otro lado, encontrar un lugar apropiado y bien ubicado fue algo sumamente difícil en esta ciudad de construcciones antiguas y estrechas. Después de un tiempo encontré un viejo bar de barrio el cual se encontraba en pésimo estado de conservación. Pero lo remodelé con mucha imaginación, y esfuerzo. Entonces edifiqué desde cero la academia que esta vez llamé "Danzarín". En un momento donde la crisis se agudizaba más y más a mí alrededor, la mayoría de los locales cerraban y la gente emigraba al exterior, ese emprendimiento era como ir en contra la corriente.

P.: ¿Cómo logró salir a flote de aquella extremadamente difícil situación?
C. D.: El hecho de tener obstáculos a uno lo hacen reavivar el ingenio y ofrecer la mejor versión de uno. Entonces mi apuesta fue por la calidad por sobre la cantidad, cosa que a mediano y largo plazo da sus frutos. De hecho en este momento mi institución es una de las más importantes sobre la difusión del tango en Grecia.

P.: ¿Cuántos empleados y alumnos tiene en la academia?
C. D.: Tengo una secretaria, y nueve profesores en sus respectivas danzas/áreas, ya que en la academia se dictan diferentes actividades además del tango como yoga, danza contemporánea, pilates, etc. Por otra parte, en este momento cuento con aproximadamente 50 alumnos, todos de nacionalidad griega, de diversas edades.

P.: Además de dar clases, ¿ofrece otro tipo propuestas relacionadas con el tango?
C. D.: Sí, organizo eventos, como una milonga semanal y un festival anual, el Athens Tango Week con artistas argentinos. Al impulsar este tipo de propuestas me considero de alguna forma un representante de nuestra cultura e identidad desde el tango, porque en cada paso que doy en este ámbito intento mostrar los valores que me enorgullecen de nuestro pueblo.

P.: ¿Qué le llama la atención a los griegos del tango?
C. D.: La cercanía del abrazo y la conexión que es la base del baile. La intensidad de la música también juega un papel importante.

P.: En lo personal, ¿qué planes tiene para el mediano plazo?
C. D.: Seguir creciendo, ser más certero en el contenido que se ofrece y seguir organizando eventos artísticos.

P.: ¿Cree que volverá a residir en un futuro en la Argentina?
C. D.: No tengo idea, aunque no siento que me fui del todo, como diría Troilo.

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