Dos delincuentes apuñalaron a un empleado de un comercio en el Máximo Abasolo el domingo a la tarde en medio de un robo. Lo que más indignó a las víctimas fue la violencia que ejercieron en el asalto pese a que ya les habían entregado toda la recaudación.
La dueña del almacén “Chelita” le comentó ayer a Diario Patagónico que los delincuentes apuntaron con un arma de fuego a su hija que estaba atendiendo y luego de alzarse con todo el dinero de la recaudación apuñalaron a un empleado que trabaja todos los domingos en el comercio.
El hecho ocurrió ese día a las 19:30 en Las Fresas al 4.100, entre Orestes Franzoni y Los Duraznos. Los delincuentes sobrepasaron la línea de caja y caminaron detrás de los mostradores. Uno de los asaltantes estaba encapuchado y para intimidar a sus víctimas exhibieron un arma de fuego -presuntamente una pistola 9 milímetros- y una navaja.
“La amenazaron con una pistola en la cabeza. Le pidieron la plata, y aunque le dieron la plata, igual le dieron una puñalada al muchacho. El chico viene por ahí los domingos”, contó la propietaria del comercio.
Además de una cifra que no se pudo especificar, se llevaron bebidas alcohólicas.
PUNTAZO EN
LA ESPALDA
El empleado del comercio apuñalado fue trasladado de manera particular al Hospital Regional donde quedó internado. El puntazo que le había dado el delincuente en su espalda durante el robo le lesionó un pulmón, aunque al cierre de esta edición se encontraba en recuperación.
“Chelita” ofrece distintos productos de almacén y hasta carnes a los vecinos de la zona alta del Abásolo desde hace más de 20 años. Pero nunca habían protagonizado un episodio de estas características.
“Hace años no vivíamos un robo así. Por ahí entran, te arrebatan cosas, pero de esta manera tan violenta no. Hace años a mi marido le patearon la cabeza y a mí me arrastraron de los pelos. ¿Pero qué nos podes robar a los mercaditos de barrio?” se preguntaba la damnificada ayer.
La Seccional Séptima de Policía y la Brigada de Investigaciones tomaron intervención en el asalto y trabajan en procura de dar con los autores del violento robo. “La Policía vino, pero si los detienen, ¿qué les hacen? Entran por una puerta y salen por la otra, y nosotros tenemos que estar entre rejas. A veces tenemos que atender a través de una ventanita, venderles a los vecinos, tenerlos a los clientes ahí afuera. Si roban, que se lleven todo, que se lleven la plata, pero que no hagan esto (lesionar). “No sé qué hacer ya, si cerrar o no”, se lamentó ayer la propietaria del comercio.
- 18 marzo 2013