Beneficios que convierten a la lactancia en el paradigma de una buena alimentación

Amamantar a tu bebé es la forma más inteligente, sana, práctica y económica de alimentarlo. Dar el pecho es asumir la total responsabilidad de la alimentación del bebé y ello constituye un importante compromiso.
La lactancia va mucho más allá de la alimentación del hijo con la leche que fabrica el propio cuerpo de la madre, representa también una de las formas de comunicación afectiva más asombrosas que pueden tener los seres humanos. Es también un momento de íntima comunicación a través de caricias, miradas, olores y un profundo amor reflejado en la mirada que uno fija en el otro.
Las ventajas de la lactancia materna no son solo para el niño sino también para la madre. A continuación se detallan las razones primordiales para amamantar a tu bebé:
Lazo de amor: crea un vínculo único y fuerte, el cual protege al bebé tanto físico como emocionalmente. Contribuye al desarrollo de niños capaces, seguros, independientes y emocionalmente estables.
Menor incidencia de muerte súbita del lactante: a pesar de que la causa de la muerte súbita infantil aún no se conoce a ciencia cierta, las estadísticas sobre lactancia materna apuntan a que los bebés que toman leche materna tienen un riesgo menor de sufrir este síndrome.
El alimento ideal: la leche materna es el alimento más completo que puede recibir el niño menor de 6 meses, cubre todas las necesidades alimenticias del bebé, ya que contiene el exacto balance de nutrientes que él necesita.
Fácil digestión para el bebé: la leche materna está adaptada a las necesidades y posibilidades del bebé y por ello se digiere más fácilmente que las leches de fórmula.
Defensa contra riesgos del medio ambiente: la lecha materna contiene factores de protección ¨anticuerpos¨ que protegen al bebé contra las enfermedades más comunes cuando son pequeños y hasta que son capaces de crear sus propias defensas. Ninguna leche de fórmula podría brindar este beneficio personalizado.
Siempre estéril y disponible: la leche materna es segura e higiénica, libre de bacterias que pueden poner en peligro la salud del bebé. Está disponible a toda hora y en cualquier lugar, y se conserva bien dentro del pecho materno, aun cuando la madre haya pasado un tiempo sin amamantar. Además, tiene la temperatura ideal para el lactante y no necesita procedimiento previo.
Prevención de alergias y menor incidencia de otitis: la lactancia materna previene las alergias debido a que el bebé está expuesto a menos alérgenos en los primeros meses de vida, que es la etapa más susceptible y la cubierta protectora que ofrece el calostro (primera leche materna) evita que potenciales alérgenos penetren el sistema del bebé. Está comprobado que los niños que se amamantan padecen menos episodios de otitis media que aquellos que toman mamadera.
Previene la obesidad infantil: la lipasa que contiene la leche materna favorece la justa absorción de grasas, calcio y fosforo. Y eso ayuda las futuras generaciones a bajar los niveles de colesterol. Además, recientes estudios demostraron que tiene un efecto protector contra la diabetes.
Beneficios a largo plazo para la madre: las mujeres que amamantan a sus hijos durante un tiempo prolongado tienen menor incidencia de cáncer de pecho y de útero. Además, acelera la recuperación post parto. La madre puede amamantar durante el tiempo que desee, mientras el bebé mame, el cuerpo seguirá produciendo leche.
¿COMO CONSERVAR LA LECHE MATERNA?
Podés continuar amamantando a tu bebé aunque tengas que ir a trabajar o no puedas estar en tu casa. ¿Cómo hacerlo? Extrayendo tu leche y guardarla para luego dársela a tu hijo/a.
Es importante que laves tus manos antes de extraer la leche. Los recipientes en donde almacenarás la leche y las bombas de extracción también tienen que estar bien lavadas con agua y jabón.
La leche que extraigas es aconsejable guardarla en pequeñas cantidades para evitar que se desperdicie. La mayoría de los bebés alimentados con leche materna ingieren entre 60-120ml cuando comienzan a incorporar otro método alternativo. Si dosificás la leche en medidas de 60ml y podés darle al bebé pequeñas cantidades si continúa con hambre y evitarás tener que desechar la leche no utilizada.
Es posible almacenar en un mismo recipiente la leche que vas extrayendo en distintos momentos de un mismo día. Es importante que la leche que se agrega esté fría. No hay que añadir leche tibia a la leche congelada ya que descongelará parte de esta. No llenes el recipiente hasta el tope. Al congelarse, la leche se expande.
La leche congelada se separa durante el almacenamiento. La parte grasosa subirá y se verá más gruesa y más blanca. Antes de dársela al bebé, es bueno agitarla suavemente (no hacerlo con fuerza) para que se mezcle.
El color de la leche materna variará según la alimentación de la mamá. Es probable que tenga un color azulado, amarillento o amarronado. El olor de la leche congelada también difiere de la leche fresca. No la deseche si el bebé la acepta.

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