La esperada declaración ante la justicia del ex hombre fuerte de la SIDE, Antonio “Jaime” Stiuso, y una pericia clave que se realizará mañana en un laboratorio forense de Salta podrían encaminar la investigación de la muerte del fiscal Alberto Nisman sobre pistas firmes.
El caso permanece bajo la caratula de “muerte dudosa”, pero a tres semanas del hallazgo del cuerpo del fiscal de la causa AMIA con un tiro en la cabeza ya hay varios sospechosos pero ninguna pericia técnica arrojó evidencias de que se trate de un asesinato, como se sospechó de manera generalizada.
Luego de que el gobierno lo liberara del secreto que cubre la actividad de los espías, Stiuso declarará en los próximos días, en principio como testigo, ante la fiscal Viviana Fein, quien lo convocó para que explique de qué habló con Nisman las tres veces que el fiscal lo llamó a su celular el día anterior a su muerte.
Según el estudio de una línea de Nextel de Nisman, la última llamada se produjo a alrededor de las 17 del sábado 17 de enero y duró unos diez minutos, hora en la que el fiscal de la causa AMIA ya había pedido a su informático de confianza, Diego Lagomarsino, que le prestara un arma aduciendo razones de seguridad para sí y para sus hijas, según dijo éste.
Nisman lo hizo entrar a su departamento alquilado en Puerto Madero y le dijo que Stiuso le había advertido que no confiara en su custodia de diez policías federales, según contó Lagomarsino a una jueza amiga luego de que se confirmara que la pistola Bersa 22 encontrada bajo el cuerpo del fiscal muerto era la suya.
Por ahora el informático es el único imputado de la causa por ese préstamo, penado por la ley, pero se descuenta que la fiscal volverá a citarlo para que precise los flancos descubiertos de su versión inicial, en la que también dijo no conocer a Stiuso, algo que expertos en inteligencia ajenos a la causa ponen en duda.
Fein aspira a que la declaración del “ingeniero Stiuso” transcurra en un marco de discreción, pero es difícil que lo logre ya que el ex espía, que ingresó a la agencia estatal de inteligencia en 1972, durante la “dictablanda” del general Alejandro Lanusse, y fue jubilado el 5 de enero último como jefe de contrainteligencia, conocería los secretos mejor guardados del país, incluyendo la anterior investigación del atentado a la AMIA de 1994, desechada por la justicia en el 2004.
Según la precisa expresión del juez federal Rodolfo Canicoba Corral, Stiuso “dominó” la actividad de Nisman en la última década al frente de la fiscalía especial, proveyéndolo de información originada, en su mayoría, en servicios secretos extranjeros como la CIA estadounidense y la Mossad israelí, y desechando las pistas locales.
Esa información habría nutrido también la denuncia penal que el fiscal presentó cuatro días antes de su muerte contra la presidente Cristina Kirchner y el canciller Héctor Timerman, entre otros, por supuesto encubrimiento de la presunta responsabilidad iraní en la voladura de la mutual judía.
De su inconsistencia hablan no sólo el análisis de juristas de talla como Eugenio Zafaroni, Carlos Arslanian y Julio Maier sino, sobre todo, la puja entre jueces federales para declararse incompetentes y deshacerse de la causa como una papa caliente, ya que todos saben que en caso de desestimarla con argumentos jurídicos quedarán expuestos a las andanadas de la prensa y los políticos opositores.
PERITAJES
El peritaje del Nextel de Nisman fue realizado por expertos de la División Fraudes Bancarios de la Policía Federal bajo el monitoreo del perito de parte puesto por la ex mujer del fiscal, la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, el criminalista Daniel Salcedo, ex jefe de la Bonaerense, quien ahora analiza los otros de elementos electrónicos secuestrados.
La madre de las hijas de Nisman también colocó como perito al reputado médico legista Osvaldo Raffo -apoyado por Julio Ravioli-, quien con encomiable cautela valoró filmaciones y planimetría y antes de revisar la autopsia prefirió no adelantarse ni opinar si fue suicido u homicidio.
El equipo auditará la nueva prueba de barrido electrónico de metales que se realizará el lunes con un microscopio de altísima resolución del Cuerpo de Investigaciones Fiscales de la Procuración de Salta.
Si la pericia diera positiva y confirmara que en la mano de la víctima hay rastros de la deflagración -algo que no pudo comprobar la pericia realizada en el laboratorio pericial de La Plata- los datos sobre la muerte violenta de Nisman volverían a acomodarse.
Tras realizar la autopsia, el tanatólogo Héctor Di Salvo junto al médico legista Fernando Trezza, del Cuerpo Médico Forense, informaron a Fein que “no hubo una tercera persona” en el lugar del hecho y confirmaron que tanto el arma colocada en el parietal derecho sobre el cuero cabelludo como la rigidez en la mano del fiscal, eran compatibles con un balazo autoinflingido. El cuerpo el caído sobre la puerta, trabándola, es otro indicio de que nadie pudo salir del baño tras el balazo.
El hallazgo de un único perfil genético correspondiente al ADN de Nisman en el arma, balas, cargador y ropa de la víctima, así como el orden en que se encontraba el departamento de la Torre Le Parc, sin rastros de violencia o resistencia, no desentonan con aquella apreciación inicial.