Este mediodía y previo al partido Argentina-Nigeria, ya se vivía en la ciudad petrolera una quietud parecida a la de los días feriados. Solo aquellos que por motivos laborales debían salir recorrían las calles casi desiertas.
Con algunas bocinas de fondo de colectiveros y remiseros se vivieron uno a uno los goles argentinos, pero poco después de la finalización del encuentro, un grupo numeroso de personas decidió salir a festejar el desempeño argentino.