Comodoro Rivadavia no es fácilmente comparable, porque ha tenido la particularidad de que la inmigración ha sido su principal componente junto a que siempre fue un conjunto de “comunidades” y no una ciudad. El movimiento sindical también es fuerte en la historia de estos 114 años.
El historiador Daniel Marques conoce los aspectos más característicos de la ciudad. Los campamentos, YPF, el ferrocarril, la inmigración. En diálogo con Diario Patagónico, repasó esas aristas que son puntos clave para entender cómo se conformó la sociedad comodorense.
“Es muy difícil encasillar a Comodoro en la historia convencional, porque siempre fue y es una sociedad pluricultural como muchas integrada por orígenes muy heterogéneos. Cambian los formatos de la heterogeneidad, pero siempre es un componente clave. Otras ciudades también lo tienen, pero Comodoro es una sociedad que se integró como unidad urbana muy recientemente”, describió Marques.
“Hay ciudades que tuvieron una formación parecida pero en una escala mucho más reducida, como Caleta Olivia. Cuando aparece el petróleo, se crean los campamentos Cañadón Seco. Eran dos comunidades que después se integraron. Acá había cinco, seis, en una dinámica más compleja. Allá no había pueblos creados por compañías privadas, acá sí”, apuntó.
CIUDAD DIVIDIDA
“Comodoro como ciudad tiene 40 años, en la mayor parte de su historia fue un conjunto de comunidades, no una localidad unificada. Cada una con sus formas de organizaciones, vinculadas al mundo empresarial principalmente como el petrolero y el ferroviario”, detalló el historiador, docente e investigador de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB).
En el año 17, Yrigoyen dividió a Comodoro del campamento fiscal y las otras empresas que vinieron lo hicieron igual con sus propios ejidos. En los 60, esa lógica cambió para siempre. “Eso se ve con claridad en los años 60, donde el municipio tuvo un rol más importante. Y en los años 70, empezó a avanzar sobre zona norte para incorporar esa parte al ejido que no estaba originalmente”, indicó.
“Al cambiar el modelo empresarial en el mundo, sobre todo del petróleo, las empresas empezaron a abandonar su lado urbanístico. Entonces las empresas transfirieron la responsabilidad de la construcción de viviendas a los propios trabajadores o al Estado”, apuntó Marques.
Con la incorporación de Diadema y Astra en los 80, recién empieza a hablarse de un Comodoro integrado por completo después de décadas de conflictos entre “el pueblo” y la empresa YPF. En la década del 20, YPF quería controlar la entrada y salida, que provocó disputas entre el administrador de YPF Alonso Baldrich y el presidente del Concejo, Máximo Abásolo. Era la tensión entre dos comunidades que estaban separadas.
INMIGRACION
“Comodoro siempre fue una sociedad de inmigración. Siempre pasa que se van readecuando las barreras del prejuicio. Las primeras son con la población de origen europeo, en los años 17, 18 y 19. Un editorial del diario El Chubut decía que los europeos no eran agradecidos con la Argentina que los recibía”, señaló.
A fines de los 20 y principios de los 30, con la llegada de los migrantes internos aparece otra barrera del prejuicio que es cómo los trabajadores europeos veían a los que recién llegaban. Y en los 50 surge una tercera barrera vinculada a la población chilena, que empieza a ser visto como un invasor ante la hipótesis de conflicto.
OBREROS
Ante el diagnóstico negativo que tenían muchas autoridades de la inmigración europea en los yacimientos, ya en 1919 la Dirección General de Explotación de Petróleo Comodoro Rivadavia tenía en mente la “argentinización” de los yacimientos, una idea que encarriló y llevó adelante el primer administrador de YPF, Enrique Mosconi.
“Cuando Mosconi asume en YPF, se lleva a la máxima expresión ese modelo. Eso tuvo un montón de impactos. Primero que la gente que traían no estaba habituada al trabajo petrolero, porque era agricultores, que hacían changas en pueblos de Catamarca y La Rioja”, contó Marques.
“Llegaron acá y al poco tiempo se volvieron locos. Era una población incontrolable, no en el sentido de indisciplinados sino en que eran muy dóciles por no tener formación sindical. Tampoco tenían una formación de trabajo industrial, entonces buscaban educarlos a la fuerza al trabajo petrolero y dejaban pasar algunas cosas para que no pidan la baja”, explicó.
Se generó una fractura entre los europeos y los norteños, porque los primeros los veían como una población de “carneros”, que hacían cualquier cosa por un mínimo de paga. Muchos europeos habían llegado con ideas anarquistas y socialistas, con formación sindical.