Compró una cárcel y ahora la ofrece como alojamiento

Un empresario adquirió el antiguo edificio para convertirlo en sede de su compañía, pero antes publicó un aviso ofreciéndolo como alojamiento, la respuesta fue sorprendente y ahora se plantea alquilarlo para "acampar".
Vivir la experiencia de ser un preso, al menos por un día y sin ninguna consecuencia penal es lo que el empresario Geronimos Dimitrelos pretende ofrecerles a los turistas que visiten Vero Beach, en Estados Unidos.
Dimitrelos compró recientemente en una subasta pública el antiguo correccional del condado de Indian River, que fue clausurado por el estado en 2012 por falta de presupuesto. Se encuentra en un terreno de más de 40 hectáreas, donde hay 17 edificios en los que llegaron a estar recluidos hasta 484 presos, vigilados por más de un centenar de funcionarios.
En principio, este empresario de Fort Lauderdale intentó reconvertir el lugar como sede de su compañía "Algae to Omega", dedicada a la investigación científica de las algas para los mercados de la nutrición, la belleza y la salud. Sin embargo, ahora se plantea también su alquiler con fines turísticos.
Rob Goodman, uno de los mejores amigos de Dimitrelos, fue quien tuvo la idea de publicar un aviso a través de la plataforma de alquiler temporal "Airbnb" para ver si realmente había interesados en alojarse en la antigua edificación penitenciaria por 100 dólares la noche. La respuesta fue inmediata y los sorprendió: "tuve muchísimas solicitudes, muchas más de las que hubiésemos querido".
Ante la avalancha de pedidos, Goodman se vio obligado a retirar el anuncio porque el antiguo correccional aún no estaba preparado para comercializarlo. Pero afirmó que sigue recibiendo contactos de gente interesada en pasar una noche en una cárcel de Estados Unidos "para tener la sensación de estar recluido".
"Incluso me han escrito antiguos presos que habían estado aquí para venir con sus familias y mostrarles cómo era su vida dentro de este correccional", aseguró Goodman.
Las celdas siguen conservando las camas de hierro con la letrina y el lavamanos, mientras que en los laterales de los pasillos están las cuatro duchas exteriores, a la vista de todos. Algunas zonas de estas instalaciones han quedado prácticamente intactas, como la librería o la enfermería. Esta última sigue teniendo algunas de las camillas y los viejos aparatos médicos.
A pesar de esto, advierten que para llevar a cabo este tipo de negocio, los dueños de la prisión abandonada no deberían cumplir con ningún requisito legal ya que "los usuarios estarían haciendo camping" y "la gente solo debería traer todo lo necesario para pasar una noche".
"También algunas productoras están muy interesadas en rodar aquí, eso es fantástico", añadió Goodman, quien señaló que podría ser una locación perfecta para una película de terror por su ambiente tétrico y lúgubre.
De todos modos, pasará un tiempo para que esta alocada idea se vuelva una realidad, ya que tanto él como el director general de "Algae to Omega" - empresa dedicada a la investigación de las algas para los mercados de la nutrición, la belleza y la salud- insisten en que el objetivo principal de la compra es reconvertir esta prisión en un centro de producción científica pionero en el mundo, "un negocio multimillonario".
"Nos tomamos muy en serio todas las propuestas que nos hacen, pero nuestra prioridad es el desarrollo de la compañía", subrayó.

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