Caleta Olivia (Agencia)
El clima era tenso. Familiares de las víctimas y del imputado lloraban a uno y otro lado del recinto. La condena puso fin a una intensa búsqueda de justicia que en marchas y con el acompañamiento de los lasherenses hizo posible que el peso de la ley cayera finalmente sobre Azúa bajo los cargos de homicidio simple y no culposo como en un primer momento estableció la instrucción que estuvo a cargo de la juez Cristina Lembeye.
En los alegatos, la apertura estuvo a cargo de la querella representada en el abogado Gustavo Granillo, quien estableció en sus dichos y, de acuerdo a los testimonios, que Azúa había tenido la intención de provocar un daño con la maniobra que realizó con su automóvil sobre los jóvenes provocándoles muerte a uno y daño en la corteza cerebral irreversible a otro.
Es importante destacar que los testigos del hecho manifestaron en su declaración haber visto la maniobra que el imputado hizo con su vehículo en perjuicio de los jóvenes, lo que describieron como un «volantazo».
«Azúa no tiene justificación para eximirse de responsabilidad, la mañana estaba aclara y el ancho de la calle permitía hacer cualquier maniobra», sentenció Granillo antes de solicitar la pena de 15 años de prisión mas inhabilitación para conducir todo tipo de rodado.
DOLO EVENTUAL
Luego sería el turno del fiscal Carlos Rearte, quien pidió la pena de 13 años de prisión por homicidio simple e incluyó la figura de dolo eventual, manifestando que hubo intencionalidad y consciencia por parte de Azúa al enumerar las condiciones e instancias que determinaron el accidente que provocó.
La cantidad de alcohol en sangre, la luz de día y la velocidad fueron algunos de las cuestiones que tuvo en cuenta el fiscal y que el condenado despreció al momento de conducir, así como la vida de sus victimas.
EN DEFENSA
La defensa ejercida por el abogado comodorense Guillermo Iglesias alegó con insistencia que su cliente debía ser juzgado bajo las generales del homicidio simple porque no había tenido intencionalidad de matar.
Al ser consultado por Diario Patagónico, el abogado defensor pudo ser más explicativo dibujando un croquis de la escena deslizando su dedo por la tierra depositada en el parabrisas de su automóvil particular.
En su presentación, habló de un cúmulo de irregularidades en la instrucción, los cuales detalló con criterio meticuloso.
Iglesias pidió una pena en suspenso y el mínimo de inhabilitación para manejar.
Trajo a colación antecedentes de jurisprudencia en casos como el de Sebastián Cabello e intentó establecer paralelismos entre los que la sociedad en forma principista anhela y los que un tribunal sin demagogia debería hacer.