"Escribí eso en mí muro porque son dos años y para mí es una pesadilla que no me deja dormir", explicó el Sargento Jorge Ríos a El Patagónico sobre la carta que publicó en el día de hoy en referencia al trágico desenlace de ese 29 de julio de 2014, cuando en un tiroteo en Laprida, el entonces Cabo recibió un tiro en el abdomen y quedó varios días en como farmacológico. Allí empezó un periplo en el que tuvo que pelear varias veces por su vida y luchar además por lo que le correspondía como servidor público.
Ríos aclaró que la carta que escribió y se lee al final de la nota no fue para "dar lástima ni usar lo que me pasó para pedir cosas. Les pedí ya se sabe a quienes, y si no se ocupan, no hay problema".
LA CARTA:
"Hola soy el Cabo 1º Jorge Rios y hace dos años, un 29 de Julio me desperté temprano para ir a tomar mi guardia, llegué a las 06:20 como casi todos los empleados que ingresaban en ese horario por lo que el turno saliente se retiró 5 minutos antes. Eran las 06:45 am cuando el guardia recepciona un llamado solicitando la presencia de policía debido a un robo en un domicilio a tan solo 2 cuadras y media. El móvil policial se encontraba fuera de servicio por desperfectos mecánicos, yo era el chofer del turno, pero decidí acompañar al encargado del turno y a su disponible que se dirigieron hacia al lugar a pie. Era una mañana de invierno planchada en el Barrio Laprida no se sentía el frío, un poco de humedad en el ambiente. La disponible se vuelve a buscar abrigo a la Comisaría por lo que el encargado de turno y yo tomamos la delantera, estábamos próximos al domicilio caminando casi por el medio de la calle cuando observamos a dos individuos salir corriendo de una casa por la vereda. Le dimos la voz de alto, pero siguieron a la carrera y mi encargado tras sus pasos con escopeta en mano con cartuchos anti tumultos.
Yo emprendo también tras mi encargado observando que estos dos individuos con varios metros de delantera doblan en la esquina de la cuadra. El encargado de turno detiene la marcha, a la voz de "alto policía" se escuchó un silencio. Yo detrás un poco retirado de la posición del encargado le grito: "volvamos a ver la casa". Es en ese momento que levanta la escopeta, carga y efectúa disparos escuchando gritos detrás mío: "ayuda policía, tiene un arma" dando la vuelta en dirección de donde se escuchaban los gritos volviendo a repetir en voz alta al encargado "volvamos a la casa", pero al parecer por el ruido de la escopeta no logró escucharme.
le grito 'ALTO POLICIA, TIRA EL ARMA HIJO DE PUTA' veo que levanta el brazo me apunta y dispara su arma
En el camino hacia la casa me encuentro con una persona que me dice que hay un tipo armado ahí adentro, por lo que mi reacción fue hacer que se tire detrás de unos vehículos. Faltaban unos metros para llegar a la casa, miro hacia atrás observo que venía la disponible en la otra esquina, miro hacia la casa y observo desde la mitad de la calle por la ventana a un individuo que apuntaba con un arma a la cabeza de otra persona dentro de la vivienda. Se escuchó a lo lejos varios disparos de escopeta realizados por el encargo, provocando que este delincuente armado salga de la casa hasta el umbral de la vivienda, le grito 'ALTO POLICIA, TIRA EL ARMA HIJO DE PUTA' veo que levanta el brazo me apunta y dispara su arma por lo que atino a hacer un movimiento de desfunde de mi arma reglamentaria cargándola y apuntando al delincuente repitiendo en voz alta: 'POLICIA, TIRA EL FIERRO HIJO DE PUTA' . Lo tenía en la mira, pero justo segundos antes de que efectuara mis disparos veo que intentan salir de la casa dos personas, una mujer y un hombre, logré apuntar el cañón de mi arma hacia arriba para tratar de no herir ningún inocente, realicé dos disparos intimidatorios. El delincuente disparó nuevamente su arma, yo disparo nuevamente y ahí fue donde se traba la corredera porque no logró salir expulsada la vaina.
Cierro mis ojos, llevo mis brazos hacia atrás, me toco la frente, el brazo para ver si el disparo me había alcanzado, logrando ver que no fue así apunto hacia donde el delincuente, decidido a todo pero ya había corrido
Me hice hacia un costado, me encontraba parado casi en medio de la calle, el delincuente apuntándome desde un plano más elevado que el mío, es en ese momento que siento como un golpe debajo de la axila algo que me quemaba venciendo la fuerza de mis pierna cayendo al asfalto, como pude y lo más rápido posible, saqué el cargador del arma, coloqué el otro, destrabé la corredera, cargué mi arma y recostado en el piso apunté mi arma hacia el delincuente, que al levantar mi mirada me tenía en la mira de su arma y efectúa otro disparo y veo que rebota a un costado de mi cabeza muy cerca. Cierro mis ojos, llevo mis brazos hacia atrás, me toco la frente, el brazo para ver si el disparo me había alcanzado, logrando ver que no fue así apunto hacia donde el delincuente, decidido a todo pero ya había corrido.
En el piso con el "handy" en mano, avisé al guardia lo sucedido, me imagino la desesperación, el momento que pasó el guardia. Se acercan el encargo y el disponible a quienes les digo quien era el delincuente y que me encontraba herido de bala. Ya estaba entregado en ese momento, sabiendo la distancia del barrio con el hospital, la hora para transitar en vehículo... era solo ver imágenes en mi cabeza de momentos, de lindos recuerdos que había vivido.
Pasaron unos minutos y paran un remis, me suben. En el trayecto solo recordaba imágenes. Llegamos a la guardia en Km3, me empiezan a revisar un médico al que le agarro la solapa de su delantal y le pido que le dijera mi señora que la amaba mucho y que me perdone desmayándome.
mire hacia abajo porque no sentía mis piernas y no podía creer lo que vi: mi estómago abierto se veían todos los órganos, no lo podía creer
Cuando desperté, no recuerdo el día, solo recuerdo que no entendía dónde estaba, escuchaba ruidos de máquinas. No me podía mover, sentía que hablaba pero no me escuchaban... mire hacia abajo porque no sentía mis piernas y no podía creer lo que vi: mi estómago abierto se veían todos los órganos, no lo podía creer.
Pasaron días difíciles, mucho dolor en el cuerpo en el alma, pasaron unas semanas y empecé a repetirme "tengo que salir de esta, si duele quiere decir que estoy vivo y que todavía tengo que terminar la misión".
Es difícil, todavía sigo recuperándome pero lo peor logré superarlo con mi mujer a mi lado, mi familia, amigos, la gente. Soy un agradecido por lo que hicieron por mi TODOS.
No soy ejemplo de nadie, no quiero serlo, tampoco dar lastima; quizás el que lo lea le sirva de algo".
EL HECHO
El tiroteo tuvo lugar a las 6:45 del lunes 29 de julio del año pasado, cuando Daniel Almonacid, declarado culpable en la causa, y dos cómplices más ingresaron por la fuerza a un domicilio particular ubicado en calle Jamaica al 300 del barrio Laprida.
En esa vivienda se encontraba un matrimonio y fue la mujer quien llamó a la policía al escuchar ruidos extraños. Al tiempo que los efectivos llegaban al lugar a verificar, los ladrones se alzaban con un magro botín que entre sus cosas más valiosas tenía una consola de video juegos.
Al arribar los efectivos de la subcomisaria Laprida, dos de los delincuentes huyeron y tras sus pasos salieron algunos policías, mientras que el tercer delincuente, Daniel Almonacid, todavía permanecía en el interior de la casa y al encontrarse con el policía Jorge Ríos lo baleó provocándole heridas que pusieron en riesgo su vida y que hoy lo mantienen en un proceso de lenta y delicada recuperación.