Denuncia en centro ecuestre por abandono y falta de pago

Los dos empleados del centro "Pasión Ecuestre" que funciona sobre la ruta nacional 26 denunciaron ante la subsecretaría de Trabajo las condiciones laborales en las que se desenvuelven. Les deben al menos 5 meses de salario, carecen de descanso y viven en una casa sin energía eléctrica.

Federico Vázquez es oriundo de la provincia de Salta y hace unos ocho años que se desempeña como cuidador de caballos de equitación en Comodoro Rivadavia. No sólo los ensilla, sino que también los prepara, vacuna y los vende por pedido de la propietaria del lugar. También es el sereno del centro situado en el kilómetro 11 de la ruta 26, a pocos metros del Módulo Oeste.

El hombre de aire campero trabajó en distintos lugares de la zona y jamás tuvo un problema laboral ni por mal comportamiento, aseguró a El Patagónico. Hace un año y cuatro meses fue llamado a trabajar por Julia Salgado, quien le prometió pagarle un sueldo por mes, pero sin bancarizarlo.

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Federico, como su compañero Raúl Amandaray -oriundo de Bahía Blanca- están “en negro” y cumplen extensas jornadas laborales. “Laburé de las 7 de la mañana hasta las 10 de la noche todo el día, no tengo horario”, graficó el peón salteño.

Desde hace un tiempo, comenzó a reclamarle a la dueña del centro ecuestre que cumpliera con los salarios prometidos y entonces comenzaron los maltratos. “Quiero que me pague, me debe seis meses atrasados y aguinaldo”, reclamó Federico.

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“Ella nos descontaba la comida, el gas, no tenemos seguro de vida, obra social ni ropa de trabajo”, describió Federico desde el mismo lugar donde fue echado.

Salgado le pidió hace unos días que se retirara del centro ecuestre, pero Federico se negó hasta que cobre los meses adeudados. Mientras tanto, permanece en la precaria casita que no tiene los servicios básicos para vivir.

La situación de Federico y Raúl llegó a las autoridades de la subsecretaría de Trabajo de la ciudad, cuyo personal concurrió al lugar y entrevistó al hombre oriundo de Salta. No obstante, los cuidadores de caballos aún esperan respuestas.

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“Julia ya me echó del laburo, me quitó las llaves y ahora tiene a otro cuidador de caballos. Yo tengo tres hijos en Salta que tengo que mantener”, dijo Federico.

“Nosotros queremos una solución. Tenemos sólo fideos y arroz para comer, no tenemos ningún peso. Estamos en la casita encerrados y la mujer viene a gritar, a faltar el respeto, y nos maltrata”, concluyó.

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