Horacio, es un joven de 36 años, estudiante de Licenciatura en Ciencias de la Educación en la Universidad local. El día sábado, por razones personales, mantuvo una fuerte pelea con su pareja, Oscar. El episodio se tornó por demás violento, y Horacio fue golpeado con brutalidad en su cabeza, rostro y piernas, mediante trompadas y patadas.
Consternado por la pelea, Horacio buscó ayuda en la Seccional Segunda, donde pretendía radicar la correspondiente denuncia por maltrato. Pero lamentablemente, los oficiales a cargo, le dijeron que no había personal y se negaron a trasladarlo al Hospital.
El estudiante lamentó especialmente que no lo hayan trasladado al Hospital, ya que padece una hemiplejia congénita izquierda y después de la pelea con su pareja quedo solo. En su relato, Horacio recordó los momentos de la riña y comentó: “me decía que iba a matarme y no saldría vivo de la casa. Tenía dos cuchillos, me cortó en la pierna y debajo del ojo izquierdo. Como pude, logré zafarme y ponerme a salvo, pero quedé con mucho miedo porque realmente no tengo dónde ir”, manifestó.
"Tenía dos cuchillos, me cortó en la pierna y debajo
del ojo izquierdo", relató Horacio a Diario Patagónico.
Foto: Martín Pérez |
Más adelante Horacio aseguró que con este tipo de tratos “uno se siente cada vez más desprotegido. Me pedían los policías que les lleve la ley de matrimonio igualitario para leerla porque no la tenían. Una burla”. A pesar del maltrato recibido, el joven estudiante insistió el lunes con su denuncia en la Seccional Segunda. A pesar de que se la tomaron y le sacaron fotografías, le dijeron que él tenía que llevarle el certificado de las lesiones.
La situación vivida por Horacio forma parte de una constante muchas veces silenciada que deja en evidencia la necesidad de fortalecer las capacitaciones policiales vinculadas a la violencia familiar y de género. Si bien las mismas fueron ordenadas por el Ministerio de Gobierno resta conocer el conocimiento alcanzado por los efectivos.
Por estas horas, Horacio no pudo retornar a su hogar, ni siquiera a buscar sus pertenencias con miedo a un nuevo ataque, de parte del estado no hay quien pueda darle una respuesta a su situación.