Denunció violencia de género y el intendente la despidió

Ocurrió en Piedra del Águila, Neuquén. Una jueza había ordenado su reincorporación, pero otro magistrado revocó la decisión.

La trabajadora de la municipalidad de Piedra del Águila, que fue despedida por el intendente Julio Hérnández (MPN) luego de denunciar que su jefe ejerció violencia de género contra ella el 8 de marzo pasado, no logró ser reincorporada.

El flamante juez civil, Luciano Zani, revocó la resolución de su par Andrea Di Prinzio que ordenaba que regresara a su puesto. El magistrado planteó que no se evidencia "la conducta discriminatoria" de parte del jefe comunal, e incluso dijo que estaba dentro de sus facultades por tratarse de una empleada de planta política.

La mujer contó que el intendente le explicó que la despedía ya que al hacer público el caso "estaba boicoteando la gestión". Su jefe denunciado fue cambiado de función. Hernández en estos momentos se encuentra de licencia.

Fue Di Prinzio, subrogante, quien ordenó la reincorporación de la trabajadora el 31 de marzo y consideró que "el motivo por el cual ha sido removida de su cargo se encuentra estrechamente relacionado con la denuncia que realizara oportunamente visibilizando la situación de violencia que se encontraba padeciendo". Ella recibió la notificación de esta resolución judicial, pero no del municipio. Recién el 3 de mayo le informaron que Zani había revocado la decisión.

La trabajadora señaló que no tiene a dónde recurrir porque está "todo armado". Manifestó que, ante el despido, resolvió impulsar, junto a su familia, la radio de su papá, que murió el año pasado por coronavirus.

"Es como el dicho 'valiente es el que dice la verdad, aunque pierda todo', yo dije la verdad y perdí todo", lamentó la mujer. Aseguró que los funcionarios municipales mantienen el pacto de silencio, al punto de que uno de sus familiares directos, que ocupa un alto cargo, no le habla del tema. Dijo también que sus compañeros municipales fueron amenazados con descuentos si apoyaban la denuncia.

Reconoció que ante una nueva orden de reincorporación no se sabe si volvería: "si antes no me mató la discriminación, ahora me mataría la indiferencia". Sostuvo que hay otras víctimas, que no se animan a hablar, mucho menos después de lo que le pasó a ella, y optan por pedir licencias.

"Tengo que seguir adelante, no me queda otra, y tengo otras opciones, pero hay gente que solo tiene el municipio y no puede decir nada", reflexionó.

Fuente: Diario Río Negro

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