Aunque la iniciativa moderna surgió de una agencia digital en 2009 y se popularizó en redes sociales, su origen esconde un inesperado trasfondo histórico.
La fecha del 27 de junio no fue elegida al azar. Se remonta a 1806, en el contexto de las invasiones inglesas. En aquel entonces, las autoridades del Virreinato del Río de la Plata, con la intención de "hacer bien las cosas" y privilegiar el diálogo, terminaron facilitando la entrega de Buenos Aires a las tropas británicas. Este hecho histórico, visto con la perspectiva de la "viveza criolla", inspiró la idea de conmemorar a aquellos que, por su buena fe, son considerados "boludos".
La campaña detrás del Día del Boludo nació con el objetivo de destacar a las personas que eligen la honestidad, siguen las normas, no hacen trampa y buscan el bien común, a pesar de que esto los convierta en objeto de burla para quienes se jactan de ser "vivos".
La iniciativa busca transformar el sentido peyorativo del término "boludo" —que en Argentina puede ser un insulto o un vocativo amistoso, dependiendo del tono y el contexto— en un reconocimiento. Un ejemplo icónico de la campaña fue un cartel que se viralizó con la frase: "No espero que prescriban las multas. Las pago. Soy un boludo".
Así, el Día Nacional del Boludo se convierte en una oportunidad para reflexionar sobre los valores y reivindicar a quienes, por su buena intención y apego a la rectitud, son injustamente menospreciados en una sociedad que a menudo premia la astucia sobre la ética.