En una carta abierta al pueblo brasileño, la suspendida presidenta Dilma Rousseff afirmó ayer ser "inocente" y pidió al Senado que ponga fin al proceso de impeachment que podría terminar su mandato a fin de mes.
"Será necesario que el Senado cierre el proceso de impeachment, reconociendo ante las pruebas irrefutables que no hubo crimen de responsabilidad, que soy inocente", señaló Rousseff al leer la carta ante la prensa, en el Palacio de Alvorada.
La mandataria prometió que si no es destituida en la etapa final del juicio que comenzará el 25 de agosto, y que se extenderá por cinco días, convocará a un plebiscito para que los brasileños decidan si quieren anticipar las elecciones presidenciales, previstas para 2018.
"Estoy convencida de la necesidad y daré mi apoyo irrestricto a la convocatoria de un plebiscito con el objetivo de consultar a la población sobre la realización anticipada de elecciones", anunció Rousseff en su "Mensaje al Senado y al pueblo brasileño".
"Si se consuma el impeachment sin crimen de responsabilidad, tendríamos un golpe de Estado. El colegio electoral de 110 millones de electores sería sustituido por 81 senadores", dijo.
"Necesitamos fortalecer la democracia en nuestro país y para esto será necesario que el Senado cierre el proceso de impeachment en marcha, reconociendo que frente a las pruebas irrefutables, que no hubo delito de responsabilidad, que soy inocente", sostuvo Dilma, quien fue reemplazada por su vice, el presidente interino Michel Temer, quien rompió la alianza gubernamental para respaldar el impeachment.
La primera mujer en presidir Brasil está acusada de violar la Constitución al autorizar gastos a espaldas del Congreso y fue reemplazada interinamente por su vicepresidente Michel Temer.
Rousseff acusa a Temer de "traidor" por articular un arco opositor que, según indican todos los sondeos en el Senado, terminará con el ciclo de más de 13 años del izquierdista Partido de los Trabajadores en el poder.
Acorralada políticamente, Rousseff fue suspendida el 12 de mayo, responsabilizada por la feroz crisis económica que golpea al país y con su partido ametrallado por acusaciones de corrupción.
AUTOCRITICA
Rousseff también hizo una autocrítica sobre "críticas recibidas y errores cometidos" durante su gestión y se mostró esperanzada pese a que gran parte de su Partido de los Trabajadores (PT) considera imposible capturar los votos necesarios en el Senado para evitar su destitución.
La mandataria suspendida, primera mujer en llegar a la Presidencia de Brasil, recordó su pasado de casi tres años de presa política de la dictadura militar, sometida a 22 días de torturas seguidos.
"La vida me enseñó el sentido más profundo de la esperanza; Resistía a la cárcel y a la tortura, y me gustaría no tener que resistir al fraude y a la más infame injusticia", sostuvo.
Para Rousseff, es "ilegítimo" intentar sacarla del cargo, según ella "sin delitos de responsabilidad", por una opinión acerca de su gestión.
"Quien saca un presidente por el conjunto de su obra es el pueblo y en elecciones, no habiendo delito de responsabilidad; El colegio electoral de 110 millones de electores sería reemplazado sin la debida sustentación constitucional por un colegio electoral de 81 senadores; Sería un equívoco golpe de elección indirecta", subrayó.
"Todos sabemos que existe una impasse generada por el agotamiento del sistema político, sea por el exceso de partidos o por las prácticas políticas cuestionables, a exigir una profunda transformación en las reglas vigentes", finalizó.
- 17 agosto 2016