El llamado de alerta al equipo de rescate de Bomberos Voluntarios se produjo a las 17:19 y de manera inmediata salió la cuadrilla de especialistas con destino a la Torre I. La persona que pidió el auxilio informó que el ascensor se había quedado atascado con personas en su interior y, para sorpresa de todos, se observaba que salía humo.
En el lugar ya estaba personal policial de la Seccional Primera y del Servicio Sanitario brindado asistencia a los damnificados: cuatro adolescentes que no podían creer que estuvieran vivos y contando lo que acababa de sucederles.
A uno de ellos, que es hijo de un policía, lo fueron a visitar tres amigos y juntos tomaron el ascensor en el piso 14. Apenas apretaron el botón del piso 1, la caja de chapa se fue a pique de manera descontrolada. A lo largo de ocho pisos tomó una velocidad impresionante y se detuvo bruscamente en el 6° por unos segundos. El anfitrión abrió la puerta y sacó sus piernas, pero ni bien lo hizo, el ascensor comenzó a caer otra vez.
Con sus propias piernas el héroe de esta terrorífica historia logró trabar el aparato y parar la caída libre que vaya a saber qué final depararía. De la rodilla hacia los pies, a lo largo de toda la tibia, quedaron las marcas de las heridas, hematomas y cortes, que por fortuna no alcanzaron a romperle ningún hueso. A él tuvieron que ayudarle a salir y los paramédicos lo cargaron en una silla de ruedas para llevaron hasta la ambulancia que lo trasladó al hospital.
"Caímos desde el piso 14. Estoy bien", le dijo Ariel a El Patagónico mientras se acomodaba la mochila negra que le colgaba de la espalda y entonaba con el resto de su vestimenta. El pibe todavía tenía un nudo en la garganta y ante una seña de un adulto se subió al auto junto a los otros chicos que no sufrieron heridas visibles y se fue con ellos hasta la guardia del Hospital Regional.
La encargada del edificio, Carmen Malerba, siguió de cerca todo el proceso y se cercioró por los médicos sobre el estado de salud de los chicos heridos. "Fue una desgracia con suerte", le dijo más tarde a El Patagónico durante una conversación telefónica que se logró establecer una vez que logró encontrar algo de calma.
La mujer reconoció que los ascensores son viejos y tienen el mismo tiempo que los edificios, pero aseguró: "tienen el mantenimiento que corresponde".
Por otro lado, algunos inquilinos se animaron a brindar testimonios ante este medio y tanto Gloria como Hugo coincidieron en el mal funcionamiento que con frecuencia tienen los ascensores. "Si no se paran en cualquier piso, están fuera de servicio. Son tres los que tenemos, pero nunca andan todos, siempre hay alguno con problemas, pero caerse nunca se había caído ninguno. La verdad que nos da un poco de miedo".
Los vecinos aseguraron que religiosamente pagan las expensas y se organizaban tras el incidente para realizar de urgencia una reunión de consorcio que a más tardar se concretaría hoy.
Por fortuna los chicos recibieron asistencia médica y se confirmó que las lesiones sufridas fueron de carácter leve. En tanto, la policía de la Seccional Primera labró las actuaciones de rigor y se convocó al gabinete de Criminalística para sumar su aporte a la investigación.