El tribunal de debate fue presidido por Daniela Arcuri y estuvo integrado por Gladys Olavarría y Jorge Odorisio; por el Ministerio Público Fiscal se hizo presente María Laura Blanco, fiscal general; en tanto que la defensa de la imputada fue ejercida por Guillermo Iglesias, abogado particular de la misma.
En su alegato inicial la fiscal sostuvo que va a probar a lo largo del debate la materialidad y autoría del hecho en cabeza de la imputada. El ilícito incluido en la acusación tuvo lugar el sábado 1° de diciembre de 2018, cuando siendo aproximadamente las 6 la víctima se encontraba acostado junto a una testigo en el interior de su domicilio sito en calle Los Aromos, del barrio Las Flores.
En tales circunstancias, se hizo presente su expareja Ana Elizabeth Lepio, quien comenzó a caminar por el techo de la vivienda para luego bajar a la altura de la puerta de ingreso y tras correr la ventana lindante a la misma, tomó la llave que se encontraba colgada y con la misma comenzó a abrir dicha puerta de ingreso.
Al escuchar ruidos, la testigo se escondió en el baño mientras la víctima se levantó y atendió a Lepio, a quien le manifestó que su relación con ella ya había terminado, por lo que no era bienvenida.
Entonces Lepio preguntó si había alguien más en el lugar, dirigiéndose al baño para constatar que la testigo se encontraba en su interior, manifestándole a la víctima: “sácala de ahí, la mato a ella o te mato a vos”.
CON EL CUELLO DE UNA BOTELLA
Seguidamente Lepio, valiéndose de un cuello de botella color verde con tapa amarilla y –siempre según Fiscalía- con claras intenciones de darle muerte a la víctima, le cortó la zona lateral izquierda de su cuello, refiriéndole éste: “Ana, me cortaste el cuello…me estoy muriendo Ana”.
Lepio simplemente le respondió: “Morite h. de p.”. Posteriormente, la víctima se fue, tomándose el cuello, hasta Rivadavia e Ituzaingó, donde se encontró con personal de la Seccional Segunda a quien les refirió: “mi mujer, Ana Elizabeth Lepio, me apuñaló con una botella en mi casa… me desmayo, me desmayo”, siendo posteriormente auxiliado por la ambulancia del Hospital Regional.
“No existen dudas de la materialidad y autoría” del mismo, aseguró la fiscal Blanco y “el accionar de Lepio fue con claras intenciones de dar muerte” a la víctima. Por último la fiscal sostuvo que la imputada comprendía la criminalidad de sus actos.
Por su parte el defensor expresó que existen cuestiones particulares en este caso de violencia de género ya que el sujeto pasivo de las lesiones es un hombre y no una mujer, como el general de este tipo de casos.
“El comportamiento de la víctima no es el esperable en un hombre”, agregó el defensor. Hay que interrogarse “en qué modo el Estado elige llevar adelante la investigación del caso”.
Asimismo hay que tener en cuenta el contexto en el acontece el hecho, dijo el abogado Iglesias, para quien “Lepio llega a la casa con un encuentro pautado entre ella y la víctima y se encuentra al hombre con una mujer en una situación con connotaciones sexuales. Luego, su asistida recibe un golpe en la cabeza para que cese la violencia”.
Por lo cual postuló la “legítima defensa” y subsidiariamente la figura de “emoción violenta”.
En su declaración ante el Tribunal la víctima recordó que conoció a Lepio trabajando de taxista y que luego de un noviazgo se juntaron. “Era una relación tóxica y enfermiza” recordó. En un momento, por “problemas de celos, desconfianza y alcohol, ella se empezó a poner violenta”.
Dijo que no era la primera vez que había intentado matarlo. Se refirió a que no hacía las denuncias porque pensaba que la policía no le iba a creer, acotando que en una ocasión lo quiso matar en frente de su hija, y que desistió de ello tras las palabras de su hija: “mamá, ¿qué querés? ¿Que te vaya a ver a la cárcel?”. Recordando que si no hubiera salido de su casa a pedir ayuda el día del hecho, se desangraba y “hoy no estoy acá”.