El Ejército debe reconocer a una abogada transgénero

Modificará los datos filiatorios de Cristina Monserrat Hendrickse. Será mediante el Decreto 333/2021, firmado por el presidente Alberto Fernández.

Cristina Monserrat Hendrickse, quien trascendió al ser la primera abogada trans que intentaba llegar a jueza, consiguió que el Poder Ejecutivo ordene a través del Ministerio de Defensa que se actualicen sus datos filiatorios que figuran en los registros del Liceo Militar General San Martín.

Mediante el Decreto 333/2021, firmado por el presidente Alberto Fernández, junto al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro de Defensa, Agustín Rossi, se avaló la decisión de avanzar con el cambio de nombre.

En los fundamentos se apunta que la decisión fue adoptada a partir de una presentación efectuada por Cristina Montserrat Hendrickse "a efectos de solicitar se autorice la actualización de sus datos filiatorios, con motivo de su rectificación registral de sexo y nombre de pila, adjuntando copia de la partida de nacimiento y del Documento Nacional de Identidad con su respectiva rectificación".

Puntualmente, la referencia tiene que ver con que en 1981 Cristina Monserrat Hendrickse fue promovida al grado de subteniente de Reserva en el arma de Infantería del Ejército, tras haber egresado del Liceo Militar. El decreto argumenta que el Estado argentino "reconoce y garantiza" el efectivo goce de los derechos establecidos en los instrumentos internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional y de todos aquellos que consagran "la igualdad ante la Ley, los derechos a la integridad, al reconocimiento de la personalidad jurídica, al derecho a la protección de la honra y la dignidad".

Hendrickse ingresó en 1976 al Liceo Militar, tras completar los estudios primarios. En cinco años se convirtió en subteniente de reserva y cuando terminó la secundaria, en 1981, entró en la Escuela Naval. La vida del Liceo le gustaba. Pero después de tres años decidió abandonar la Marina y estudiar Derecho.

TODO POR UN CONCURSO

Al egresar de la Universidad de Buenos Aires se dedicó al derecho del trabajo, luego de familia, amparos en tiempos del corralito y también trabajó en la Defensoría LGTB porteña. Al poco tiempo se enteró de la apertura de un concurso en un Juzgado de Familia en Chos Malal, de Neuquén, y se inscribió sin imaginar la repercusión que tendría su nominación. Actualmente Cristina, que tiene 55 años, trabaja en Buenos Aires.

Junto a su compañera y cuatro hijas -propias y de relaciones anteriores de Cristina y Liliana- viven en el barrio porteño de Villa Ortuzar. En ese hogar ayer tuvieron un motivo para brindar.

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