El fenómeno de las series en un libro que aborda las ficciones del momento

Manzotti esboza una premisa central: “ese crecimiento en el aspecto de la producción general del formato ofrece hoy una imagen que el espectador asocia al cine. La brecha con lo cinematográfico se achicó y hoy los elementos narrativos y las técnicas del cine llegaron para quedarse en la televisión”.

En “Seriemanía”, el primer libro hecho por un argentino y publicado en el país sobre el tema, el periodista especializado en cine, series y música, Pablo Manzotti, analiza la “era dorada” y “el mejor momento histórico” que está viviendo el formato, busca los orígenes y las razones del fenómeno, explica los cambios en los consumos y propone apuntes para elegir o profundizar en esa nueva adicción en la pantalla chica.

Manzotti arranca con una máxima irrevocable: “nunca la oferta de televisión fue tan amplia y, a su vez, de tan alta calidad”. Pero, ¿por qué? y esboza una premisa central: “ese crecimiento en el aspecto de la producción general del formato ofrece hoy una imagen que el espectador asocia al cine. La brecha con lo cinematográfico se achicó y hoy los elementos narrativos y las técnicas del cine, llegaron para quedarse en la televisión”.

Una de las entradas a este mundo de ficción dramática para adultos, es, para Manzotti, Mad Men, un exquisito relato anclado en los 60 alrededor del mundo de la publicidad y sus protagonistas.

“Es una serie para los que no ven series, quienes entraron al fenómeno, lo hicieron con Mad Men. Todos hablan de la serie porque juega con la idea de cine, algo diferente que nunca se vio antes. Y éste es ese momento”, explica.

“Seriemanía” (Reservoir books) rastrea y reconoce los orígenes de este maridaje -cine/televisión- que hoy vive su mejor momento y viaja a los 50 con los unitarios de Alfred Hitchcock; pasa por los 80 con “Cuentos asombrosos” de Steven Spilberg y “La dimensión desconocida”, de Rod Serling, para concluir en el quiebre que genera la actual expansión: “Twin Peaks”, que se estrenó el 8 de abril de 1990, de la mano del director de cine David Lynch.

“’A Twin Peaks’ la pasaban en canal 9 los miércoles a las 21 y recuerdo que la debatíamos en la UBA porque implicaba un cambio de algo que en televisión no se había visto nunca, era la llegada de un director de cine con temáticas que no habían sido tratadas nunca y empieza a jugar con un héroe más complejo, con diferentes capas como es el agente Dale Cooper”, dice Manzotti.

Sobre esa base aparece más tarde “Los Expedientes Secretos X”, que si bien tenía estéticamente muchos puntos en común, “se forma una gran escuela de producción con una luz y composición diferentes y de esa escuela salen Howard Gordon, creador de ‘Homeland’, y Vince Gilligan, al frente de ‘Breaking Bad’. Ahí comienza a fermentarse todo”, agrega.

ADICCION

Y VORACIDAD

Cierta adicción y voracidad que generan capítulo a capítulo historias como Mad Men, Breaking Bad, House of Cards, Game of Thrones, True Detective, The Killing, Sherlock, The Walking Dead o Homeland tienen que ver, para Manzotti, entre otros elementos, con la identificación y empatía con héroes más complejos.

“Representan la neurosis de fin de siglo y el lugar de la familia como algo importante, pero que no es lo esencial como en Los Soprano, donde James Gandolfini marcó un antes y un después en la actuación. Breaking Bad es la serie que hace perfecto todo, el desarrollo y la construcción del personaje -Walter White como el mito de la liberación y la transformación personal-, es el paradigma y la que blanqueó la descarga en Internet. La familia siempre tiene un paralelismo en la empresa que lleva adelante, después hay diferentes intensidades”, dice.

Manzotti -uno de los primeros que tomó como nave insignia la temática de las series y la llevó a los medios masivos- sostiene que hoy “te identificás con antivalores, querés que le vaya bien porque hay una cuestión más maniquea de los directores”. Frank Underwood, el despiadado político de House of Cards, sería un concreto ejemplo.

APORTE ARGENTINO

“Creo que no hay tradición de formato, sino de telenovela y tira costumbrista. Lo más interesante no fue hace tanto y sucedió con las experiencias de Los simuladores y Hermanos y Detectives, de Damián Szifrón. Algo inédito que fue un éxito tremendo. Me parece que ahí está la clave y nadie volvió a experimentar por ese lado”, analiza.

Sin embargo, “ahora con el plan de fomento del Ministerio de Planificación, la mayoría experimentó con series y miniseries y no miraron a Hollywood que es irrepetible y a otra escala, sino a la BBC. Con todo el respeto, pienso que hubo torpezas narrativas, pero está buenísimo que se haga. Hay que ir más al lugar común, al género”, recomienda.

Protagonistas con complejidades profundas en la piel de actores y actrices cada vez más comprometidos con este formato, un tratamiento cinematográfico en manos de directores reconocidos, un refugio de experimentación, narraciones con gancho, serialidad al servicio del espectador y un acceso que cambió para siempre el consumo cultural, hacen de la ruta de las series dramáticas una vía sin retorno.

Incluso, Manzotti arriesga, “creo que en un futuro mediato va a haber estrenos simultáneos en cine y on deman y el año que viene la inversión en televisión va a duplicar lo que se invierte en cine”.

Si con la aplaudida y multipremiada Breaking Bad parecería que se llegó al techo de la excelencia y la expansión del formato, el desafío ahora es “ver con qué nos entusiasmamos más”, dice el autor, y el objetivo es “sostener en las series de TV el actual nivel de libertad creativa y exploración a lo largo del tiempo”, concluye.

Fuente:

Notas Relacionadas

Dejá tu comentario

Las Más Leídas del Patagónico