El guiso de los traicionados

“Debemos desconfiar unos de otros: es nuestra única defensa contra la traición”. Tennessee Williams

¿Quién traicionó primero? ¿Cuál es la traición que más duele? ¿Qué diferencia existe entre un traidor y un converso? A estos interrogantes parece reducirse hoy el panorama político de Chubut. El que arrojó la piedra fue el gobernador Martín Buzzi, quien por primera vez hizo mención al desplante que le propinó a quien lo impulsó y lo llevó a ocupar el cargo que hoy ostenta. Fue en una entrevista en la 100.1 el viernes por la mañana donde el mandatario provincial se despachó con definiciones que calló durante estos casi tres años de gestión.
“Yo nunca traicioné a Néstor Kirchner, ese hombre que nos dio el lugar que nos dio a los patagónicos, a la provincia de Chubut por la que tanto hizo y puso y al que tan mal le pagó políticamente Mario Das Neves”, disparó. Al parecer, sus declaraciones tuvieron un doble objetivo: contrarrestar, por un lado, los cuestionamientos que recibe desde que abandonó el ahora extinto “Modelo Chubut” ubicándose como “kirchnerista” y, por otro, postular a Mario Das Neves como el único “traidor” al modelo nacional impulsado por el ex presidente Néstor Kirchner.
“¿El no fue candidato nuestro en 2011 y nos traicionó a nosotros? Este chico está mal. Evidentemente dice cualquier cosa”. La respuesta del aludido no tardó en llegar. El “hombre que grita” aprovechó la conferencia de prensa en la que presentó el partido que armó (“Chubut Somos Todos”) para recordar el pasado “dasnevista” del “hombre que duda” y que una noche de euforia lo hizo quedar en ridículo después de aquel enfervorizado “ganamos carajo”.
En esta herramienta electoral estructurada por Das Neves -que supo estar en los brazos de "Palito" Ortega, Eduardo Duhalde y del propio Kirchner- confluyen varios ex dirigentes de la UCR que, años atrás, ocuparon lugares de poder en la política de Chubut: Gustavo Di Benedetto fue intendente de Trelew y diputado nacional, Rafael Fortunato Cambareri, funcionario provincial y diputado nacional, y Carlos Relly, legislador provincial. “En nuestro andar diario notamos que muchísimos ciudadanos se expresan desde un pensamiento independiente, sin ataduras partidarias, y nos han acompañado por lo que generamos este espacio, Chubut Somos Todos”, fundamentó el ex gobernador sin distinguir si esos dirigentes son, también, “traidores” a sus partidos de origen.
Para el diccionario, la traición significa “renegar con dichos o acciones (sean éstas voluntarias o involuntarias) un compromiso de hacia una idea, asociación o grupo de pertenencia”. Y postula que el traidor es aquella “persona que falta a la lealtad o a la fidelidad debidas”.
Se sabe: el camino de la política, el de la construcción política, está plagado de “traiciones”, agachadas y escapes. Y esta diatriba de los últimos días no hace más que reafirmar quiénes son hoy los que están dispuestos a pelear hasta último momento el sillón principal de la Casa de Gobierno, quiénes son los verdaderos adversarios rumbo a 2015. De cómo llegarán, mucho dependerá de las voluntades que cada uno reúna a sus espaldas. Buzzi debe haber tomado nota de los cuestionamientos que recibió su aliado Daniel Scioli precisamente desde el mismo corazón del “kirchnerismo”. El chubutense ya definió –y así se encargó de enunciarlo en más de una oportunidad- su apoyo al mandatario bonaerense en una eventual interna presidencial. El tiempo develará si ese posicionamiento se mantendrá o se modificará al ritmo de los posicionamientos. ¿Qué sucederá si finalmente Daniel Scioli no recibe el aval del “kirchnerismo puro”? ¿Modificará Martín Buzzi su adhesión?
En el ámbito provincial ya está más que claro que Das Neves no participará en ninguna interna. Con “Chubut Somos Todos” dijo que presentará candidatos propios en todas las categorías, incluido él mismo como postulante a la Gobernación. Además, con esta estructura podrá conformar alianza, frente o como quiera que se denomine, con el entente que a nivel nacional intenta estructurar Sergio Massa. En estos días el “hombre que sonríe” pudo comprobar que las encuestas no le son gratificantes y que su discurso ya no genera la empatía de otrora. Tal vez algo tenga que ver con esto el errático accionar en temas como el Impuesto a las Ganancias y el Código Penal y en los que arrastró a sus aliados en las provincias, como a Das Neves aquí.
Si algo saludable deja al descubierto esta pelea para determinar quién es más o menos “traidor” o quién “traicionó” primero a quién, es que comienzan a transparentarse las acciones de cada uno de los protagonistas. Y, sobre todo, que aparecen dispuestos, aunque sea a través de declaraciones de ocasión, a revistar la reciente historia política provincial para que quienes los escuchamos y vemos todos los días podamos empezar a comprender las razones que los impulsaron a saltar los cercos y ser definidos como “traidores” por algunos y “conversos” por otros, según de qué lado del cerco se ubiquen los que catalogan.
Al tiempo que Buzzi intenta mostrarse decidido y capaz de hacer explícita una mínima autocrítica de su Gobierno, Das Neves avanza y pone en el centro del escenario las evidentes falencias de la actual gestión en, por ejemplo, salud. El ex gobernador sabe que en la vereda de enfrente se toman decisiones motivadas por las críticas y las movidas que genera. El caso Prosate, la eyección de Miguel Castro y su frustrado nombramiento posterior, la articulación de una “nueva” política comunicacional o las idas y vueltas en la designación del presidente del Banco Chubut tal vez sirvan de ejemplos que no necesitan mayor explicación. Como defensa, el actual mandatario expone a su predecesor como gestor de acciones violentas, de haber promovido y convalidado contratos de dudosa transparencia y de ubicar a familiares directos en importantes cargos públicos.
Enojados, heridos, extraviados, sobrevivientes, acomodados, resucitados. Hay de todo en las vías de la política y, llegado el caso, todos son necesarios para sumar, construir y llegar a la batalla final. Ya lo dijo Julio César con sinceridad brutal: “amo la traición, pero odio al traidor”.

Fuente: Andrés Cursaro

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