El sufrimiento y el gozo se apoderaron del Huergo

Una pantalla gigante de LED y un sistema de sonido de última generación, les permitieron a los hinchas vivir a pleno el partido con Irán. El concurrido recinto del barrio General Mosconi se vistió de celeste y blanco, la gente sufrió, aplaudió cada atajada de Romero y se de-sahogó con el golazo agónico de Messi y la clasificación.

Como sucedió en el partido de Argentina con Bosnia, YPF trasladó ayer su “Estadio País” al gimnasio del Complejo Huergo de Comodoro Rivadavia, donde la familia concurrió en masa para alentar a la Selección, para sufrir y para gozar en otro paso en el sueño mundialista.
El encuentro ante Irán, por la segunda fecha del grupo F del Mundial Brasil 2014, pudo ser presenciado en forma libre y gratuita, a través de una pantalla gigante de LED que ocupaba casi todo el largo del escenario.
Banderas, camisetas, gorros, vuvuzelas, cornetas, un bombo murguero, globos y demás condimentos “albicelestes”, en las gradas y en el campo -donde se dispusieron sillas con pasillo de por medio–, le dieron al gimnasio el espíritu de estadio futbolero.
Además, a través de una cámara de televisión se hizo un enlace con Canal 7 de Buenos Aires para que la energía de la hinchada de Comodoro se sienta en todo el país.
La fiesta comenzó un par de horas antes, con la presentación del ballet El Camaruco, para ponerle música y baile autóctonos a la previa, y en el entretiempo se realizaron sorteos con premios mundialistas y kits de regalo.
El maestro de ceremonia Gustavo Rasgido, vestido de riguroso celeste y blanco, fue cantando los números, mientras los asistentes corroboraban el boleto de entrada que recibían al ingreso.
De esa manera, el público se aflojó un poco, tras un primer tiempo donde las caras de preocupación y los comentarios reflejaban un panorama desalentador. Mientras tanto, otros se preocupaban por comprarse un pancho y una gaseosa.
Arrancó el complemento y, a medida que pasaban los minutos, la impaciencia se acrecentaba. Las atajadas providenciales de Sergio Romero arrancaron aplausos y, a la vez, más preocupación.
Rostros adustos y gargantas mudas, contrastaban con la alegría y la confianza que se vivía en la previa y en los primeros minutos del partido.
Algunas interrupciones en la imagen, que luego se solucionaron, pusieron otra dosis de nerviosismo, al igual que aquellos que “paseaban” e invadían el pasillo en pleno partido, mientras sus hijos jugaban con los globos en ese sector, interrumpiendo la visual de los que se apostaban de mitad de campo hacia atrás.
Pero cuando promediaba la segunda mitad, el aliento afloró en el Huergo, en un intento de apoyo sideral, para traspasar tiempo y espacio, e instalarse en el mismísimo estadio Mineirao de Belo Horizonte.
Se terminaba el partido y sólo quedaba la esperanza de que alguien “frote la lámpara”. Y Messi volvió a “sacar de la galera” un triunfo que desencajó a todas las gargantas, que le devolvió el alma al cuerpo, que generó desahogo e insultos felices al aire. Desahogo, ni más ni menos.

Fuente: Lorenzo Martins

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