Entró en vigencia la ley de Inversión Extranjera en Cuba

La normativa reemplaza a la ley vigente desde 1995 y entre sus novedades incluye beneficios fiscales para los inversionistas extranjeros y una nueva política laboral.

 La nueva ley de Inversión Extranjera de Cuba, aprobada en marzo pasado por el parlamento de la isla como parte de las reformas económicas impulsadas por la administración de Raúl Castro, entró ayer en vigencia con la idea de atraer capitales del exterior.
La normativa reemplaza a la ley vigente desde 1995 y entre sus novedades incluye beneficios fiscales para los inversionistas extranjeros y una nueva política laboral, que permitirá pactar los salarios de los contratados locales.
La entrada en vigencia de la norma, resaltada por medios cubanos, fue muy promocionada en los últimos meses por el Gobierno, también en eventos comerciales y ante delegaciones extranjeras que visitaron el país.
Este mes, además, una representación del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera viajó a varias capitales de Europa para explicar las oportunidades que la ley le abre a las empresas foráneas.
Entre las acciones destacadas para hablar de la ley, este mes se realizó Cubaindustria 2014, en La Habana, que reunió a cerca de 2.000 empresarios y profesionales de 29 países, que buscó mostrar la “promoción de la gestión empresarial” en el país, y la búsqueda de “transferencias de tecnología, de innovación y de capital humano”.
“Las autoridades de la isla utilizarán la nueva legislación como un mecanismo que contribuya a la renovación y el futuro económico de Cuba, con lo cual deberá crecer también la confianza internacional al ofrecer el marco legal adecuado y transparente”, señaló la estatal agencia Prensa Latina.
Con la ley, votada el 28 de marzo, la Asamblea Nacional “ratificó que incentivar la participación de capital foráneo no significará en ningún momento vender al país”, porque la ampliación se hará “con respeto a los principios socialistas y a las proyecciones de la actualización de modelo económico cubano”.
La Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos de la Asamblea “considerará informaciones” sobre “el estado de la legislación complementaria de la Inversión Extranjera” durante su primera reunión ordinaria del año, que tendrá lugar la próxima semana.
La ley de Inversión Extranjera es uno de los principales instrumentos del Gobierno de Raúl Castro para inyectar capital a la economía de Cuba, donde, según estimaciones oficiales, se necesita entre 2.000 y 2.500 millones de dólares anuales para hacer sostenible el modelo y sus reformas.
Los sectores que tendrán prioridad para la inversión, distribuidos en las áreas agrícola y forestal, son la industria alimentaria, energía y minas, industria azucarera, la sideromecánica, ligera, química y electrónica, industria farmacéutica y biotecnológica, comercio mayorista, salud, construcción, turismo y transporte.
El Ejecutivo de Castro pretende crear alianzas tecnológicas con socios extranjeros en ramas que considera como “muy deficitarias” en el país, como la de producción de envases y embalajes, el reciclaje de materias primas, la fabricación de equipos electrónicos y electrodomésticos, las producciones químicas y sus derivados, de equipos médicos, de textiles, sus confecciones y accesorios, así como productos de higiene, perfumería y cosmética. 

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